El fin de semana último hice un viaje a la zona del san juan, específicamente a Istmina y Condoto, y a nuestro regreso, porque no andaba solo, nos encontramos con un agente de tránsito y dos jóvenes, quienes precedían el paso de una cama baja transportando una retroexcavadora bastante grande; nos hicimos el comentario entonces, en el sentido de cómo era posible tanta contradicción del Estado, cuando permite la comercialización de la maquinaria para la extracción del oro y el platino de los suelos colombianos, pero seguidamente la fuerza pública acaba con los equipos bajo el argumento de ser utilizados para la minería ilegal.

Tengo varios escritos relacionados con este tema para que éste último no se relacione con mi aspiración política, pues saben que estamos en búsqueda de llegar a la Cámara de Representantes; no pretendo pescar en río revuelto, no; el propósito es visibilizar las contradicciones de los organismos del Estado con el tema minero, al menos en el Chocó. Ni más faltaba que defendiera lo que llaman la minería criminal, esa de la cual dicen se nutren los grupos ilegales, no señor, quiero enfatizar en la situación de los mineros tradicionales nuestros, aquellos que se endeudan hasta el último cabello de su cabeza para conseguir una retroexcavadora o un dragón, porque ven en la utilización de esas herramientas una mayor posibilidad de éxito en su actividad minera, y aquí comienza la incoherencia estatal, porque la oportunidad para controlar el asunto debería iniciar por allí, por los distribuidores de esa maquinaria, en el sentido de precisar cuál será el uso que le darán, en fin, no tengo el manejo del tema, pero me resulta claro que las autoridades tienen los mecanismos para controlar la venta de estos aparatos, y no tener que destruírsela al pequeño minero. En el caso del departamento nuestro, son dos vías de ingreso y no es fácil camuflar una retro con todo y cama baja; es decir, resulta imposible decir que las autoridades no vieron el ingreso de las máquinas al departamento, porque esa sería la gran oportunidad para controlar su uso; pero las dejan pasar, les abren caminos como sucedió ayer y luego arrasan hasta con el nido de la perra; así no debería ser, al menos para mi gusto.
Los mineros tienen la responsabilidad de adoptar prácticas ambientales sanas a efectos de evitar el impacto directo contra la región y su población; por ejemplo (y me pregunto) no hay otro elemento distinto al mercurio para tratar la limpieza del oro?, respondo: entiendo que existe lo que llaman la concentración gravimétrica, que es un método de separación de minerales que se basa en la diferencia de densidad entre los minerales valiosos y los que no lo son; también hablan de la flotación como mecanismo alterno al uso del mercurio, y en todo caso me entero que hay otras tecnologías para capturar el mercurio residual y evitar su liberación. No sé qué hace Codechocó al respecto, pero creo que deben existir otras alternativas para evitar acabar con el patrimonio de los pequeños mineros.
AL MARGEN: Bienvenido doctor ARNOLD RINCÓN a la libertad; mucha fuerza mental y física porque tiene mucho para dar.