Por: Douglas Cujar Cañadas – (Quibdó, 09 de agosto de 2025)
En diversos momentos dialogué con Gerardo Rendón, el guitarrista formado de músicas de diferentes ritmos, en ciudades de intensos saraos, logrando con su arte participar de variadas organizaciones instrumentales para alcanzar lo que un compañero llamó “genio con la guitarra”.
El guitarrista Gerardo Rendón, interpretando su guitarra en Quibdó. 26 – junio- 2011.
Gerardo Rendón Mosquera, fue el puntero creador de innovadoras líneas melódicas de diversas agrupaciones,que acompañó con su guitarra a los tríos: Perevi y Atrato, los conjuntos, Los Negritos del ritmo, Timba, Sones y boleros y La Timbas de mi pueblo y el sexteto Amelia y sus muchachos, desde los años cincuenta hasta su fallecimiento el 7 de agosto del año que transcurre.
Nace en 1938 en Condoto, donde encontró la inspiración en momentos cuando “La capital del platino” era un hervidero de músicas; la Banda municipal bajo la egida de Antero Agualimpia y Viro Viro paría al compositor Augusto Lozano. Recibió la carga del apellido, cuando descubrió que el apellido Rendón Álvarez, denotaba su amor por las cuerdas.
Encontré la música desde temprana edad, aprendiendo la guitarra solo, sin la ayuda de método, oyendo tonos, observando como ubicaban los guitarristas los dedos entre los trastes. Luego vi las tocatas en la calle donde primero me aprendía las posiciones y luego preguntaba cómo se llamaba la nota, si era Do, Re, o Sol”[1].
Claro entender el espíritu del niño estimulado desde los años cuarenta, cuando las orillas del río San Juan era escenario de un hervidero de principiantes guitarristas y percutores; los estudiantes de la Escuela de Artes y Oficios; Víctor Dueñas y Eladio Blandón “Kikí” Gastón Guerrero, “Chagualo, Salomón Murillo y Raulín Aguilar, quienes luego salieron a armar Timbas en cuanto dun dun había en los poblados vecinos.
De allí que le confesara al locutor Eugenio Pera García[2] de sus primeras veladas;
“Observaba y participaba, a lo sumo tenía quince años cuando me tiré al mundo de los sonidos de cuerdas, aunque no tocaba nada, acompañaba a los guitarristas Gastón Guerrero e Ignacio Hinestroza “Chagualo” en las tocatas de salón en Istmína. Con estos me amanecía hasta el fin de la guitarreada buscando desentrañar los acordes de sus ricas melodías”
Rendón se sitúa en Medellín, al final de la década de los cincuenta, logrando enamorarse de la interpretación del dueto Avendaño y Montaño, quienes acompañaban a Olimpo Cárdenas, dedicándose al canto y a perfeccionar la interpretación del tiple, para circular por Medellín en Radio Sinfonía, RCN y La Voz de Antioquia.
“Me dije, yo un día tengo que tocar así. Y me fui para Rionegro- Antioquia, luego a los dos meses ya rasqueaba el tiple, para luego convertirme en artista exclusivo de la firma Coca Cola, que me permitió organizar el primer trio, con el cual recorrimos a Colombia.[3]
En Rionegro, a la edad de dieciocho años, sintió los designios de seguir atado a las cuerdas al recibir regalada su primera guitarra la cual debía repararla constantemente dado su estado de deterioro. Así anduvo de parranda en parranda hasta adquirir nombre y un nuevo instrumento para acompañar a Olimpo Cárdenas en una de esas presentaciones de pueblo.
Fue en aquel pequeño poblado de Rionegro, donde me enamoré del sonido de las cuerdas, fue como un designio para mí. Me invitaron para una presentación de don Olimpo Cárdenas en Rionegro, pero faltaba el puntero, entonces me buscaron y yo sin saber de notas, ni charrangueo, lo acompañé tan a satisfacción de él, que a los pocos días me llamó para que grabáramos un disco en Radio Sinfonía de Medellín. Al regreso organicé el primer trio, lo llamaron PEREVÍ, por Pérez, Rendón y Villegas[4]

Una vez superada la etapa de producción musical todo salía de bocas; el ingreso a una orquesta de Coca Cola, la posibilidad de trabajo permanente en Medellín y la oportunidad de visitar ciudades y pueblos en fiesta, entonando canciones de las cordilleras.
Luego, fue convocado por Los Negritos del ritmo, la naciente agrupación, que surge con fuerza mística callejera como una logia alrededor de Alfonso Córdoba, integrada por neo-compositores, instrumentistas y cantantes de todos los rincones del Chocó, para interpretar repertorios de Salsa, guarachas, boleros y las canciones de sus creaciones.
Después de recibir muchas cartas, vine a reemplazar a Juancito Mosquera en Los Negritos Del Ritmo, en momentos que Luisito “Cayayo” no encontraba satisfacción en ningún formato en su tierra. Era el año de 1968 y recuerdo que los muchachos Jairo Varela y Alexis Lozano iban a los ensayos a mirarnos tocar.
Recorrido el camino de los nuevos ritmos en Quibdó y lograda la fama por su desempeño en Los Negritos del ritmo, parte satisfecho para aportar sus conocimientos y experiencia musical, que, al decir de uno de sus integrantes, “es un genio con la guitarra, cuando prima no mira donde pone los dedos, inclina los ojos hacia la distancia, como si allá en el infinito encontrara el arpegio de cada nota pulsada”. Momentos para retornar a sus orígenes, en el año de 1980, en la nueva tarea de crear el Trío Atrato, junto a Víctor Dueñas y Julio Cesar “El Gringo” Valdés, donde alcanzó la lozana terquedad musical de mantener un público atado a los sonidos eternos de las guitarras en las voces del bolero.
Discografía con la participación de Gerardo Rendón Mosquera: 1. Chocó, cantos de río, selva y ciudad, Trío Atrato y Alfonso Córdoba El Brujo. Lo mejor del Chocó, Trío Atrato 3. Sus integrantes Julio Cesar “El Gringo” Valdés, Manuel Santacoloma Garrido “Mane mane” (canto y maracas) y Gerardo Rendón Mosquera.

Con el Trío tuvo diferentes experiencias de grabación y circulación musical en el interior del país. Conocemos del LP dirigido por don Pedro Echeverri Vargas, quien, en el año 1982, grabó temas inéditos de la música del Chocó, entre otros Condoto, de su autoría.
En su creación musical, dejó sentir su emoción al cantar lo que para él era una oda a su “tierra querida, su tesoro del alma”.
Condoto, mi tierra querida
Ay tu vida, mi nenita
Si me ausento yo,
Y si algún día, sentís la vida,
Ay ponle una guía, y hazla volver
Sereno y convencido de aportar a la formación de nuevas generaciones participa en las transmisiones en directo en el radio-teatro de emisora local en los programas de concurso La escalera del éxito, que en palabras del hombre de letras Eugenio Perea García[5];
Al maestro Gerardo lo conocí en un programa radial sabatino en la Emisora Ecos del Atrato en el año de 1985. Este trio, que para muchos es el mejor en su estilo que ha tenido el Chocó en todos los tiempos, se encargaba de acompañar a los participantes en el programa.
Entendiendo las razones de éxito y sintonía con el gran público, me llevó a preguntarle: ¿Por qué te saliste del Trio Atrato?
Porque me quedé solo. Ya el Gringo estaba con la ceguera, entonces había que ayudarlo a bajar del escenario y Mane Mane se murió aquí en el Hospital San Francisco. Entonces, alguien me dijo ¡Gerardo, el único que queda sos vos!
Allí fue que no me gustó. A mí no me digan eso ¿Quién se quiere morir? Nadie.
Con pausa y sin asombros Gerardo sigue caminando logrando su renacimiento musical con la presencia en Quibdó, en 1999, de Luís Fernando Franco, un avezado compositor y director musical de Guana Récords, quién vino a proponerle a “El brujo” grabaciones de su repertorio. Fue esta la oportunidad de reconciliarse con la grabación, hecho que se concretó en el año 2001, al participar en la producción de “Chocó, cantos de río, selva y ciudad, Trío Atrato y Alfonso Córdoba El Brujo”[6]
Producción reconocida por los medios especializados. Un disco icónico de la música del Chocó, donde grabaron las canciones: La pesadilla y Mi sábalo (Augusto Lozano), La palma de chontaduro (Aristarco Torres), Pascual Rovira (Augusto Lozano), Viniendo de Raspadura (Rubén Castro), La hermana Margarita (René Orozco) y Champa de palo (Miguel Vicente Garrido).

En la etapa final de su vida musical, su larga experiencia le permitió circular por el grupo Timba, sones y boleros, de Oswaldo Klinger y Amelia García, recobrando las románticas noches frente al río Atrato, donde junto a sus compañeros desenvolvieron los mitos del Chocó, recorrieron la universalidad del son cubano y exploraron el encanto del bolero, fundiendo las canciones chocoanas con las cubanas.
Sin desaprovechar la responsabilidad que le concedió Amelia García, “La dama del bolero”, al construir el sexteto Amelia y sus muchachos, valiéndose de su experiencia junto a Constantino Herrera y Carlos Lagares, en la introducción de la marimba de chonta, sentía que llegaba el remate de su extensa carrera musical, pero, cuando no lo esperaba, logró el llamado del compositor Carlos Castillo Ayala para integrar La Timba de mi Pueblo, el cual produjo un disco.
Gerardo Rendón dejó en cada grabación, en cada agrupación donde militó un ritual gozoso, un manifiesto de su peregrinar por la música del Chocó, de una alegría compartida con sus compinches, quienes lo acompañaron hasta su última morada: Yeyo Urrego, Gabriel Enan Moreno, Gregorio Gutiérrez “Simón”, Juan Emilio Gil, Elvis “Yebandola”, Darío Ibarguen, Jaime Pino y Rafael “Rafico” Córdoba.





Enan Gabriel Moreno (guitarra), Constantino Herrera (guitarra), Gerardo Rendón y Alfonso Córdoba
[1] Entrevista a Gerardo Rendón Mosquera. Quibdó 22 de septiembre de 2012
[2] Periódico Chocó 7 Días. Un tinto con Gerardo Rendón Mosquera. Eugenio Pera García. Edición 901 de 22 – 02 – 2013. Pág. 8
[3] Entrevista a Gerardo Rendón Mosquera. Quibdó 11 de septiembre de 2019.
[4] Los Compañeros del Trio Perevi; Gustavo Pérez y Cesar “Pagano” Villegas, quién luego triunfaría como historiador de la Salsa en la Bogotá de los años setenta.
[5] Ibidem 2..
[6] Chocó, cantos de río, selva y ciudad, Trío Atrato y Alfonso Córdoba El Brujo. Luís Fernando Franco. Producciones Franco Duque. Medellín octubre de 2000.