El 2010 era mi año de salida, no solo de la Universidad, me iría del Chocó. Todo estaba planeado. No me iría con un brazo adelante y otro atrás: saldría como licenciado. En 2008 me hice Consejero Académico de la UTCH con el respaldo y apoyo de quienes como yo, pensaban que las ideas deben estar al servicio de la gente, no ha nuestro servicio. En ese camino conocí un poco la Universidad, desde sus entrañas, y lo poco, me dolió. Conocí, también, que fue el sueño de unos cuantos profesionales que dejaron la comodidad de la ciudad, convencidos de la necesidad de una Universidad para la gente de uno. Lo dejaron todo. Eligieron un sueño colectivo. Entonces, la amé en el dolor. Y ahí tuve fuerzas.
La Universidad es de la gente. La gente debe reclamarla suya. Es nuestro mayor tesoro. La chocoanidad no debe ser indiferente a lo que suceda en ella. Contrariamente, nada de lo que le acontece parece interesarle a la gente, para quien fue creada.
Nos hemos convertido en un caparazón sin conexión con la gente y el conocimiento. La comunidad poco cree en la Universidad. No buscan luz en ella. No somos el ejemplo ni el camino de lo que podemos ser como sociedad. Estamos dando pocos horizontes; sueños. Al ser llamados, qué le diríamos a nuestros fundadores, qué le mostraríamos, se sentirían orgullosos ¿Valió la pena su sacrificio? Ellos y ellas ¿qué dirían? Olvidamos el camino, qué sucedió. La Universidad no es de una persona, un grupo, una familia, es del Chocó. Es tuya y mía. Es de nuestros hijos e hijas. Es de los que no han nacido. En el mundo, puede haber otras con más historia, pero, esta es nuestra. Y eso, la hace la mejor. No descubramos su valor tras perderla. Trabajemos por mostrar su grandeza.
La comunidad cada vez más percibe la Universidad como una oportunidad para conseguir un título, y así, no andar con las manos atrás. Verla cerrada aumenta la ansiedad por la llegada del diploma, no de una clase o una buena discusión, un hallazgo científico, un aporte a la transformación del Chocó y el mundo. Nosotros nos hemos ido reduciendo a un diploma y salario. Ese no fue el sueño. No se sacrificó tanto para reducir nuestra historia a una entrega solemne de diplomas. Los jóvenes esperan su título para “no volver más allá”. Y si no les gusta: por qué no construyen una donde sean felices. Un lugar donde reír, soñar, dialogar, caminar, contemplar la ilusión de la vida. Basta de resignación. Ese es un camino de dolor. Y soledad. Tú quieres más. Da más. Demos más. La Universidad no se hace mejor por uno solo, la responsabilidad es de todos. Cada uno debe hacer su parte, no quedarse con su parte, porque cuando se coman su parte, no quedará para los que vienen.
Cerrar la Universidad es una antítesis de Universidad. En la Universidad se piensa, se discute, se está en desacuerdo, pero, no en silencio. No se debe seguir a la gente a ciegas. Si estás en desacuerdo, debes argumentar, no hacer que los demás guarden silencio porque no tienes argumentos sino intereses. Discutamos como Universidad, para eso estamos. La clase no se hace con la palabra de una sola persona. Cuando pasa, es muy aburrido. Nos hemos ido acostumbrando a que si hay un desacuerdo se cierran las puertas de la Universidad. Nadie entra; nadie discute nada. Nos estamos convirtiendo en un lugar sin alma. Sin corazón. Y la Universidad, no debe estar para eso; no debe darle ese mensaje a la chocoanidad. Los paros de cierre total de la Universidad han venido negando nuestro sentido como universidad. Cuestionan la legitimidad de los argumentos que llevan a los paros. Si una agremiación tiene un desacuerdo, debe tomar un micrófono y decirlo a la comunidad académica… a la sociedad chocoana …cuál es su desacuerdo ¿Como sabemos qué derecho te violan si no argumentas?
La Universidad cerrada y que nadie diga nada, nos muestra que la Universidad cada vez le importan menos a su gente. También, refleja el miedo de ser castigados por dar una opinión. La Universidad debe ser el centro de las discusiones. Tener la universidad cerrada como técnica de presión es dar un mensaje negativo a la chocoanidad: no importa tener argumentos, solo debes tener una cadena y un candado. Y ya te haces su dueño. Entra el que yo quiera. No quiero hablar con nadie. Hago lo que me da la gana.
La Universidad debe ser la luz de los chocoanos. No discutir nuestros asuntos es un mal mensaje. Nos estamos alejando del ser de la Universidad: la controversia. No estamos formando, pues de lo contrario, no tendríamos una sociedad que no muestra sus inconformidades y se hace indiferente de lo que le pasa a la institución más importante del Chocó. Su Universidad, nuestra Universidad.
La Universidad debe ser el lugar por excelencia para hablar sobre nuestras diferencias. No para acallarlas ¿En qué lugar de la sociedad chocoana podemos hacerlo?
*Prof. Universidad Tecnológica del Chocó Diego Luis Córdoba
