Cauca – Calle Principal de Quibdó, grabado Eustacio Barreto, en Papel Periódico Ilustrado, Bogotá.
En el siglo XIX el predominio de las ilustraciones en los libros de viajeros, realizados por artistas de taller a pedido de las editoriales o del propio artista, que en unos casos aportaba sus bocetos, ha dejado poco espacio para mirar la obra de aquellos que estuvieron directamente en terreno, recorriendo, pintando y describiendo, donde aparte de la anécdota, la propia ilustración, también le interesaba la estética de sus cuadros, así no fueran pintores profesionales. En esta línea se pueden señalar los casos de Francois Desideré Roulin, León Gauthier o el británico Edward Walhouse Mark; se considera que su contribución “a la exposición pictórica del suelo, el hombre y el ambiente de la Nueva Granada, es tan original como sustantiva”. Aúna la descripción geográfica y antropológica, con la riqueza pictórica de sus acuarelas.
De su permanencia en la Nueva Granada, a la que llegó en 1843 por la vía de Santa Marta, quedaron notables obras de ciudades y pueblos de la Costa Caribe, la Sabana y el altiplano, las montañas del Quindio, el cañón del Dagua y las selvas del Chocó.
Dos obras atestiguan su paso por el Chocó: “Cabañas del Chocó” y “En el río Dagua”. Dos obras de gran contraste, que da cuenta de la doble condición señalada: la primera describe en detalle la arquitectura palafítica y vernácula inmersa en el hábitat productivo familiar –platanares y palmeras-, en un pueblo probablemente indígena. Allí se destaca el detalle de la madera aserrada, las paredes de esterillas de palma con sus amarres, la cubierta de paja, el acceso por troncos, el corral de los animales y lejanamente una cruz indicando probablemente una capilla de adoctrinamiento; la segunda, con una enorme economía de detalles y grandes manchas de color que enmarcan la acción de cuatro hombres en dos canoas para superar uno de los rápidos de esta vía de comunicación. Más allá de la anécdota se destaca también esa explosión de color, que se adelanta incluso a pretensiones de escuelas pictóricas muy posteriores.
Eustacio Barreto fue uno de los grabadores del Papel Periódico Ilustrado de Bogotá, fundado en 1881 por Alberto Urdaneta. El grabador español Antonio Rodríguez, fue el maestro del grupo de alumnos de la Escuela formada a la par que el periódico. Formados en el grabado en madera, los mas adelantados, entre ese año de 1881 hasta 1888 ilustraron las páginas de aquel fundamental periódico. Barreto fue uno de los alumnos aventajados al punto que al término del primer año de estudios, ganó el primer premio junto a Alfredo Greñas. Las principales obras arquitectónicas y de ingeniería, mapas y planos, los monumentos a los héroes, retratos de los personajes destacados, plazas y calles de ciudades y pueblos importantes del país y paisajes, fueron los motivos para ser grabados e impresos.
Un solo grabado fue dedicado al Chocó. Por la perspectiva que tiene indica ser un grabado elaborado a partir de una fotografía de un autor anónimo. La escena cotidiana en la calle paralela al río Atrato, donde se ubicaban las principales casas comerciales. La calle en tierra, se enmarca con una arquitectura predominantemente vegetal, pero que denotan los sutiles cambios arquitectónicos del puerto fluvial en el ultimo cuarto del siglo XIX: la madera aserrada, que indica la llegada de la maquina de vapor a los aserríos; las cubiertas de lamina de zinc, las que compiten con las de paja, proscritas desde entonces por ser muy inflamables y, por tanto, causante de muchos incendios; los balcones con bolillos de madera, influjo de la arquitectura cartagenera, llegada con los barquetones y barcos a vapor por el rio Atrato. Una singular e inusual imagen del siglo XIX, por su detalle e importancia histórica.