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QUIBDÓ, ES MOMENTO DE CONSTRUIR. Por: Margareth Paz Valencia

Como Quibdoseños cada día nos enfrentamos a desafíos cada vez más complejos y nuestras sociedades buscan caminos hacia la justicia y el bienestar común, es esencial recordar el papel fundamental que juegan los principios constitucionales en la configuración de nuestro futuro. La Constitución política de Colombia de 1991 no es un documento estático, sino un faro de aspiraciones y derechos que, para ser verdaderamente efectivos, requieren de la participación, constructiva y propositiva de todos los ciudadanos.
La Constitución de 1991 se proclamó con el fin de superar un contexto nacional dominado por la violencia, la desigualdad, la fragilidad de un Estado centralizado y la exclusión de diversos grupos sociales, económicos y culturales. Así, el texto constitucional trajo diversas disposiciones normativas para configurar un Estado Social de Derecho que fuera capaz de fomentar una sociedad pacífica; regida por el respeto, protección y garantía de los derechos humanos; con una capacidad de disminuir desigualdades sociales y económicas; garante del medio ambiente y de la diversidad étnica y cultural de la Nación; regida por una descentralización del poder político sometido a distintos controles democráticos y legales; y configurada en una democracia participativa, plural y multicultural. Sin embargo, la identificación de estas apuestas y su puesta en marcha no ha contado con una lectura uniforme, ni con un modelo de implementación homogéneo. Distintas lecturas ideológicas y diversas formulaciones políticas han generado tensiones a la hora de valorar los alcances de la Constitución de 1991 y de sus impactos. Sin embargo, no basta con tener una carta magna en vigor; es necesario que estos principios se traduzcan en realidades tangibles. Esto requiere un compromiso continuo de todos los actores sociales: ciudadanos, instituciones y líderes.
¿Qué pasa Quibdó?
Podríamos limitarnos a una postura crítica o a la mera observación de nuestras deficiencias, debemos adoptar una actitud proactiva, sin embargo, es necesario reconocer que la construcción de una sociedad justa, equitativa y democrática no es tarea exclusiva de los políticos o de las autoridades Estatales. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la materialización de los fines constitucionales.
La creciente ola de inseguridad presente en Quibdó ha reforzado las barreras informacionales generando así la sensación de una ausencia institucional que nos impide pensarnos una intervención de manera propositiva en donde los efectos colaterales se reduzcan al mínimo.
Cumplir con nuestras funciones, no admite como excusa los errores del pasado, cuando se quiere gestionar, se gestiona.
Es fácil criticar las deficiencias del sistema, pero transformar esa crítica en propuestas concretas es lo que realmente puede generar cambio. Las críticas deben servir como un punto de partida para propuestas constructivas y soluciones viables, “nos hemos convertido en críticos de todo y hacedores de nada”.


Es momento de que todos nos montemos en el bus de la colaboración como pilar fundamental en la construcción del cambio que deseamos reflejar. Los esfuerzos individuales, aunque valiosos, pueden ser significativamente ampliados cuando se unen a otros. La creación de redes de apoyo, el trabajo en equipo y el fomento de alianzas entre diversos sectores de la sociedad multiplican el impacto de nuestras acciones, en el municipio de Quibdó contamos con dos instituciones formadoras como lo son ( Fundación Universitaria Claretiana -Uniclaretiana y la Universidad Tecnológica del Choco – Diego Luis Córdoba UTCH) que sin lugar a dudas deben ser convocadas a esta gran terea que nos convoca a todos los Quibdóseños, si trabajamos juntos lograremos un desarrollo equitativo y sostenible.
¿Cuántos somos?
Unos de los grandes retos a los cuales se enfrenta la institucionalidad en nuestro municipio es determinar cuantos son sus habitantes, punto que si continuamos inobservando cada día será más dispendioso formular políticas públicas tendientes a satisfacer las necesidades que presentan nuestros habitantes; A pesar de los retos que enfrentamos, es posible lograr un cambio positivo cuando trabajamos juntos hacia un objetivo común.
Si bien en los últimos años ha tomado gran fuerza el activismo cibernético o de redes sociales, existe una gran necesidad de que estos se materialicen en la realidad, solo a través de una participación ciudadana consciente y efectiva podremos intervenir en las decisiones públicas, deliberar, discutir e incidir en la formulación, ejecución y evaluación de las políticas públicas.
Los invito a todos a asumir la responsabilidad de construir, no solo en el ámbito de la política o la administración, sino en cada aspecto de nuestra vida cotidiana. La verdadera construcción comienza con la acción individual y se fortalece con el esfuerzo colectivo. Es momento de construir, de sumar esfuerzos y de transformar nuestras aspiraciones en realidades palpables. Juntos, podemos lograrlo.

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