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“PORQUE UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS”: a manera reflexión sobre el pasado, presente y futuro del desarrollo sostenible del Chocó. Por: Yan Ramos

Ajustándonos a la modernidad, a las exigencias de la época y a los gustos por la generación de contenidos visuales y no textos, me atreví a plasmar mis pensamientos y visiones sobre el pasado, presente y futuro del desarrollo sostenible del Chocó en fotografías: bajo el refrán popular que “una imagen vale más que mil palabras”. Por eso, a través de catorce fotos hago un rápido bosquejo de lo que, para mí, han sido las etapas del mismo en el departamento:

CONCLUSIÓN: De todo ese recorrido, sin ninguna duda puedo concluir, que, a la final, todo lo que está pasando, tenía que pasar, tarde o temprano. Es la dinámica de la vida y, sobre todo, de pueblos que buscan ser civilizados y desarrollados. Todas las civilizaciones del mundo lo han pasado: Japón, China, Europa, EE.UU., etc. Para después surgir. Lo bueno de estar en el suelo, es que más para abajo no se va. El lío es que acá no se ve ese surgir o quién lo lidere. Estamos sin norte, sin ruta. Si apareciera ahora el genio de la lámpara y nos da tres deseos, ¿sabemos cuáles? El tema del Chocó es bien complejo. Pero al final, tiene una misma raíz, endo y exógena, que generan POBREZA y con ella, caldo de cultivo para la INSEGURIDAD.
Solución: una, al menos intentarlo: fortalecer empresas incipientes que aprovechen nuestro potencial y den muchos empleos para reducir N.B.I. y ocupar a la gente y mitigar inseguridad. Empresas que resalten el Desarrollo Local Endógeno (D.L.E.) (con nuestros productos, paisajes, procesos y subregiones que les muestro en las fotos). Nuestras condiciones socioeconómicas limitan pensar en un desarrollo general, se debe impulsar el crecimiento de cada subregión y las que tengan fácil conexión. Por nuestra geografía cultura, debemos crear “núcleos urbanos” y potenciarlos. Nuestra densidad poblacional (11 hab/km2), que para muchos expertos es ideal para vivir, puede ser a la vez un problema para el avance del progreso de las regiones, pues la mayoría de la población habitan en pueblos pequeños, muy dispersos a lo largo de los ríos, quebradas, playas y bosques, en promedio compuestos de unas 20-100 casas y unos 50-400 habitantes (cuando mucho), y hay que hacer inversión pública (carreteras, escuelas, centros de salud, telefonía, policía, etc.) y en muchas veces es más demorado, complicado y costoso llegar. En muchas ocasiones hay que fortalecer “el damero hispánico (cuadrado típico de la colonia en Latinoamérica)” que nos habla profesor-historiador Sergio Mosquera y optimizamos recursos y se nota un poco más el progreso. Algunos expertos hablan que “La concentración urbana es positiva para la economía de algunos países siempre y cuando vaya acompañada de un aumento en la inversión en infraestructura”, aunque “teóricamente, parece claro que los gobiernos podrían mejorar la distribución de la población puesto que los individuos eligen el lugar donde viven y trabajan sin tener en cuenta las consecuencias agregadas de sus decisiones” (Tomado de: https://blog.funcas.es/concentracion-de-la-poblacion-y-crecimiento-economico/).
Por eso dije en anteriores escritos, que “es importante el dato y la estadística a la hora de tomar decisiones para una población o región”, por ejemplo, un colega proponía de “revisar lo que hizo Ibagué para salir de la “compañía” a Quibdó en los últimos lugares del desempleo”. Sobre esto en esa Alcaldía manifestó que “Con cada informe del Dane ratificamos que las diferentes estrategias que hemos adelantado a lo largo de estos cuatro años han tenido un impacto positivo en la economía y el mercado laboral local. Atravesamos la época más difícil de todas en el año 2020, pero hemos logrado recuperar e incluso mejorar el panorama empresarial en Ibagué” (https://ibague.gov.co/portal/seccion/noticias/index.php?idnt=15859#gsc.tab=0).
Son estas pequeñas acciones que aumentan nuestra esperanza de progreso, pero aplicando los postulados de “un renacer con acciones “posibles, medibles, cinegéticas y monitoreables””. Y no sólo los dirigentes, sino todos. Somos especialistas en culpar al otro y “yo no hago nada”, nos gusta “mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. Por eso, todos debemos aportar al deseo de desarrollo sostenible que tenemos. Es una de las ultimas opciones que tenemos. Para ello, es indispensable fortalecer el desarrollo en las cabeceras municipales con base a sus potenciales sociobiodiversas (diversidad y riqueza de talentos y atributos sociales y naturales). De lo contrario, “Nunca, pero nunca en la vida”, como canta Diomedes Díaz, mejoraremos nuestros indicadores, obtendremos el desarrollo “pensado”. Al contrario, y como parece que vamos, “para atrás”, como nuestras épocas pasadas y con situaciones peores. ”No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo” (Albert Einstein).

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