La Diáspora Chocoana en New York en busca de oportunidades y el sueño americano.
Como dice la sonora canción de Rey Ruiz “No Me Acostumbro”: “Mirando cosas viejas, hallé un poema”…; pero esta vez buscando en la internet información importante y valiosa para mí, me encontré con muchos trabajos de investigación sobre el “aporte” de chocoanos en otras ciudades del país y del mundo. De ellos, me llamaron la atención dos: el primero titulado “Chocoanos migrantes en Colombia” de Marcy Olyira Córdoba Moreno para ser magister en Economía Aplicada de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle en 2011; y el segundo, sobre “Migrantes Chocoanos en la Capital: Trayectorias de Ascenso Social de los Chocoanos en la Localidad de Kennedy- Bogotá” por Natalia Ayala Santamaría del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Caldas en 2023. Ambos coinciden en que “si bien el departamento del Chocó, cuenta con una oferta diversa de recursos naturales, presenta una economía frágil y carece de políticas públicas que incentiven el desarrollo empresarial e industrial y que brinden mejores oportunidades económicas y de vida a los habitantes”, por lo tanto, “se ha considerado como uno de los departamentos que más expulsa población a otras regiones en Colombia (Antioquia, Valle, Bogotá, Bolívar y Risaralda), en busca de fuentes de trabajo, mejores niveles de ingreso, superiores condiciones educativas y otras expresiones de desarrollo”. Resaltan que “los habitantes de estos lugares, ven en Antioquia la opción más próxima para mejorar su calidad de vida, en cuanto a empleo, educación y salud. Migración que se ha convertido en una estrategia para superar la falta de oportunidades tanto a nivel individual como colectivo, ya que quienes migran no sólo buscan mejorar sus propias aspiraciones afectadas por los imperativos sociales, sino también el bienestar de sus seres queridos”. De una lo anterior me hizo recordar del fragmento “Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe. La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar” de la poesía “Canción de la Vida Profunda” de Porfirio Barba Jacob, que muy juicioso me prendí en mis clases de Español y Literatura en la Escuela Normal de Varones de Quibdó.
Y es que, sin duda alguna, lo anterior tiene que ver con mis últimos escritos en este medio sobre “La prospectiva individual como carta de salvación personal para muchos en el Chocó”. Donde he resaltado la importancia y vital necesidad de tener claro el ¿Dónde estoy?,¿De dónde vengo?, ¿Hacia dónde voy?, ¿Hacia dónde quiero ir?, ¿Qué voy a hacer?, ¿Cómo lo voy a hacer? y ¿Cómo lo voy a evaluar? Y que lamentablemente, esta “migración” que señalan las autoras antes mencionadas, se da como “una solución a esa imperiosa necesidad de comprender nuestra realidad”, de “bienestar personal”, como forma de vida y como ese escape que queda para lograr sobrevivir a nuestra idiosincrasia, a nuestra forma de ser, a nuestra pobre visión. “No nos queda otra esperanza de salvación regional o colectiva”. Porque al revisar las “20 ciudades intermedias que impulsarán el crecimiento del país”, tenemos a: “Girón, Floridablanca, Piedecuesta, Barrancabermeja (Santander), Buenaventura, Palmira, Tuluá (Valle del Cauca), Bello, Itagüí, Envigado, Apartadó, Turbo (Antioquia), Tunja (Boyacá), Valledupar (Cesar), Pereira (Risaralda), Manizales (Caldas), Montería (Córdoba), Neiva (Huila), Yopal (Casanare) y Pasto (Nariño)”. A las que, además, incluyo a Rionegro (Valle de San Nicolás – Antioquia) (por esos túneles en la región) y Armenia (Quindío – Eje Cafetero). Como se puede observar, ninguna del Chocó.
Por lo tanto, nos toca “abrir puertas sin miedo”. Nos toca emigrar. No se olviden del poema “Canción de la Vida Profunda”. Casi todos los chocoanos que “operan” desde otras esferas son reconocidos y destacados. Ojalá se tuviera el dato de cuántos paisanos aportan en diferentes campos (estudio, deporte, música, actuación, justicia, medicina, literatura, ciencia, etc., etc.) en otras ciudades. Sin embargo, aquí, por nuestra forma de ser, nuestra idiosincrasia y demás, nos “abstenemos” de auto reconocernos. Parece cierto el refrán bíblico que “Nadie es profeta en su tierra”. Por ejemplo: 1, el experto regional Wilber Castillo Borja, trabajó por más de 15 años en la Gobernación del Chocó, por allí pasaron muchos gobernadores y altos funcionarios, pero nunca le dieron la importancia del caso. Cansado se fue a trabajar en la gobernación de Antioquia, y en muchas ocasiones ha sido destacado en la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural de dicho ente administrativo vecino. 2, nuestro ilustre escritor certegueño, Arnoldo Palacios, ha sido más reconocido y leído sus obras “Las estrellas son negras” y “Buscando mi madredediós”, por solo citar estas dos, en Francia que aquí entre nosotros. Y en lo personal, he sido testigo de varios hechos: 1, como editor de la revista de investigaciones de la UTCH, me tocó trabajar con una persona de otra ciudad que nos colaboraba en la corrección de estilos, diseños y diagramación, y siempre quedaba fascinada por la información e imágenes que allí presentábamos, cosa contraria que nadie le paraba bolas aquí. 2, me entristeció que un connotado profesional chocoano, que fue resaltada su labor en varios libros de carácter nacional y aquí no fue bien reconocido; tanto así, que después de toda una vida dedicada a una institución regional, cuando se presentó la oportunidad de vincularlo formalmente, algunas “autoridades” prefirieron darle la oportunidad mejor a otra persona recién salida de una institución de otra ciudad, que no conocía el contexto; pero claro era de otro lado y de otra etnia (aspecto que ha cogido fuerza en la región y que cada día nuestros jóvenes manifiestan enamorase y/o relacionarse con personas de otra raza por diferentes motivos, validos o no). Algunas de esas autoridades hoy viven en otras regiones del país, pero hablan de la chocoanidad y unidad regional. 3, en 2020 escribí el libro “Visiones Claves para el Desarrollo del Departamento del Chocó – Colombia”; busqué apoyo financiero para la impresión y qué se imaginan, ¡nada conseguí en la región! El cual pude publicar gracias al agrado y apoyo de la diseñadora gráfica de la empresa litográfica que se encantó del contenido. Sin embargo, recorrí cada institución y lo distribuí entre las entidades públicas y privadas de la región y “al sol de hoy”, ni un correo electrónico de agradecimiento o comentario; cosa contraria a muchas entidades de otras ciudades que me enviaron sendas misivas. Y 4, hace poco, por motivos de fuerza mayor que me impidieron estar presente en los “Diálogos Municipales para la construcción del Plan de Desarrollo Departamental 2024-2027”, radiqué en las oficinas de la Gobernación del Chocó bajo el No. 1166 el pasado 23/02/24 a las 10:27, unas sugerencias y hasta hoy no me ha llegado ni siquiera el respectivo “acuse de recibo” de simple cortesía.
Y no solo a nivel nacional, sino en casi todo el mundo hay chocoanos haciendo cosas de bien. Se destacan en Estados Unidos, Chile, España, Inglaterra y muchos más. Por algo tenemos actualmente embajador de Colombia en EE.UU. y a la vez Canciller (e). Por ej., en Suecia se ha destacado mucho la psicóloga Haidy Sánchez Mattson quien ha sido titular de muchos medios nacionales e internacionales por su “trabajo por la niñez y la salud mental del Pacífico”. De todas maneras, algo muy valioso, es que algunos desde allá muchos muestran su real preocupación por la situación de esta parte de esa “Colombia Profunda”. Entonces, nos toca “tomar las de Villadiego”. En ese sentido y por interés familiar hace pocos días consulté a expertos en el tema de la arquitectura acerca de su desempeño y oportunidades en la región, y de manera unánime me sugieren que “si mi familiar está joven, sin “compromisos”, no hay que pensarlo dos veces; aventurarse a otro lado. Canadá es hoy una muy buena opción, buscan mano de obra calificada y bien remunerada. Solamente se debe aprender el francés y si a eso se le suma una maestría virtual en BIM Management que es la tendencia global del área, está hecho para el mundo”. De todas maneras, no es muy bueno que los jóvenes abandonen su tierra y comiencen una “aventura” en otro lado, donde en la mayoría de las veces no es muy fácil el inicio. Y, por otro lado, le abrimos el espacio a foráneos en ella. Y más yo que en muchos escritos (“Prioridades vislumbradas para el desarrollo sostenible – 3. Educación para el emprendimiento y el desarrollo” y “el aporte de la educación y la nueva generación”, entre otras) he resaltado la importancia de contar con una nueva generación que lidere este barco. Desde luego que mis postulados aquí presentados para nada tienen que ver con la “endogamia regional”, la cual incluyo en esos aspectos negativos que nos tienen “jodidos” y más en un mundo globalizado como el de hoy, es bueno que personas de otras etnias y otras latitudes coadyuven a nuestro desarrollo; lo que recalco como es que oriundos de este departamento (mestizos, indígenas y negros) no son muchas veces destacados en nuestra tierra y toca emigrar. Para ello he insistido que no solo nuestros gobernantes, sino todos, “debemos hacer algo más de lo que hacemos”. Urge medidas socioeconómicas colectivas y siendo coherente con este propósito, para nuestro nuevo Plan de Desarrollo Departamental hice las siguientes recomendaciones:
• Sociedad: Generar un “ecosistema diferente”: trabajo fuerte en mente-mentalidad-comportamiento-actitud. Teniendo en cuenta los eventos comportamentales y de presión social que se viven actualmente.
• Vías: Culminar y libre tránsito en carreteras Pereira-Quibdó-Medellín (terrestre) y en Istmina-Puerto Meluk-Pizarro (terrestre y acuática).
• Educación: Retomar los antiguos esquemas del bachillerato donde se era emprendedor y se generaba empleos inmediatamente al terminar (CASD, Normal, Carrasquilla, IFI, Vocacionales, etc.).
• Salud: Ajustar el actual sistema de salud regional: centros de salud-primer y segundo nivel, que eviten tantas remisiones y sus complicados trámites y costos.
• Generación de empresas – empleos: Empresas que con nuestros productos regionales (bebidas tradicionales del viche, pasabocas de nuestros productos agrícolas, nuestra gastronomía, el ecoturismo, la transformación y comercialización de un producto natural bandera por subregión), fortalezcan realmente la cadena de suministros (“materia prima-producción-transporte-distribución-comercialización”) y de negocios, y generen empleos e ingresos que contribuyan a la tranquilidad socioeconómica y por ende a la reducción de violencia. Pero que no sean simples “Centros de Acopio o de Abastos” como proponen muchos de nuestros gobernantes y terminan siendo unas “bodegas de almacenamiento de productos”, que genera residuos contaminantes, atrae roedores y demás aspectos negativos.
• Servicios básicos: Gestionar el mejoramiento del internet y el servicio de energía que últimamente fallan mucho, a pesar de las constantes “maniobras y trabajos necesarios” que dicen realizan las empresas “encargadas”. Este tema urge, pues en las últimas semanas hemos sido testigo de su empeoramiento por las constantes fallas y la amenaza de suspensión temporal de la energía y del internet (el cual para mandar un simple email pasamos días).
Entonces, pierde uno la fe y la creencia en la tierra. Contrario a la letra de “en algo hay que creer. Por algo hay que vivir, pues sin razón de ser no hay caso. Cuando se tiene fe, desde su cúspide, se ve más allá…” de la canción “Creencia” del álbum “Tiempos” de Rubén Blades en 1999. Porque de ese mismo trabajo tenemos también a “Tú, y mi ciudad”: “…Hoy mi desilusión se come hasta un cura” … Pero, sin duda alguna que si los chocoanos pretendemos “ser profetas en nuestra tierra”, lo que debemos hacer, además de cambiar los “patrones culturales” que publicó la profesora Victoria Blanquised Rivera de la Universidad Luis Amigó de Medellín, es: 1. Trabajo fuerte en mente-mentalidad-comportamiento-actitud, 2. Cambiar nuestra visión electoral regional, eligiendo en lo posible a una persona que no “tenga” que hacer grandes inversiones y tener maquinarias, 3. Coadyuvar al gobierno para que de forma “libre” y tranquila, pueda administrar el territorio, entre muchas otras. Para que de verdad tengamos opciones de cambio para valorarnos más y superar nuestros negativos índices de vida que nos hacen no querer a la tierra, emigrar en busca de mejores condiciones y quedarnos lamentándonos y echándonos la culpa el uno al otro, al gobernante que ayudamos a elegir, y que no nos dejan salir de ese círculo vicioso que estamos metidos: “¿nosotros somos así porque ellos son así o ellos son así porque nosotros somos así?”. Entonces, la respuesta al título está en nosotros mismos, en nuestra costumbre de ser, de vernos, de ver y tener las cosas; de así somos.