La historia del país respecto al desarrollo de su infraestructura de comunicación y transporte, de sus aparatos productivos y por ende de sus componentes de desarrollo social y de bienestar para sus gentes, como un todo, ha demostrado que estos, han estado originados y soportada principalmente más en acciones no estatales y si de individualidades de sujetos que han abordado estos procesos desde la condición unitaria del liderazgo (Gremios, Cooperativas, Asociaciones u otras), partiendo más de conceptos de enclaves, que de concepciones sistémicas controladas y determinadas por los Gobiernos, que dinamicen el desarrollo y que determinen el movimiento y funcionalidad del aparato estatal, de manera que llegue a la mayoría del territorio nacional y a los colombianos más necesitados.
Este modelo así implementado, es el que ha imperado desde hace más de 70 años, (inicios de Planeación Nacional DNP) cuando se iniciaron los procesos de la Planeación Estratégica en el país, construyendo desde allí, estructuras de marginalidad en el territorio nacional, posiblemente no intencionadas, pero con ese resultado desafortunadamente.
Los nuevos órdenes a los que se aboca el estado colombiano y el país a partir de la firma de los Procesos de Paz, obliga a que, desde ambas orillas del mismo, se asuma con responsabilidad y coherencia, la construcción de las nuevas estructuras operativas y funcionales de ese nuevo Estado colombiano, desde lo Local, lo Regional lo Nacional y lo Internacional. Desafortunadamente esta condición no se ha conceptualizado y menos se ha dispuesto, y no parece que haya sido entendida en su real dimensión por ninguna de las partes.
Además, el mundo globalizado de hoy donde la información y la tecnología imperan y donde necesariamente se determinan desde otros territorios acciones y condiciones que se desarrollan en escenarios distantes y distintos, obliga a que se generen formas, maneras y medios para enfrentar esta realidad planetaria, para poderle hacer frente a esta realidad.
El proceso que viene viviendo el país en los escenarios anotados y en el contexto de la globalización y por ende la competitividad, han venido rompiendo las concepciones y estructuras que han determinado el desarrollo de la economía que ha primado en Colombia en los últimos 60 – 70 años.
Las formas individuales y aisladas del desarrollo en el mundo de hoy cada vez tienen menos posibilidades de concretarse; y menos en el caso de Planes, Programas y Proyectos de infraestructuras que requieren la participación de diferentes actores y estamentos públicos y privados; donde se deben conciliar intereses internacionales, nacionales, regionales y locales; donde los marcos constitucionales obligan a tener en cuenta a las minorías sociales, dentro de un contexto de justicia social.
Lo anterior obliga entonces a construir formas de pensamiento más abiertos e incluyentes, pero no solo desde la retórica y del ejercicio dialectico de la política, (y en la mayoría de nuestros casos de la politiquería), sino de la praxis, dispuestos a la articulación y sumatoria de intereses, que generen la fuerza necesaria para mantener y prospectar las propuestas que se materializaran en Estructuras de Planificación (Proyectos, Programas, Planes, Políticas…) que se expresaran en materia de infraestructura de comunicación y transporte, de sus aparatos productivos y por ende de sus componentes de desarrollo social y de bienestar para sus gentes, que requerirán las subregiones y regiones del país, partiendo siempre de los intereses locales y por ende de las bases de la sociedad.
Los escenarios que la nación demanda para poder implementar procesos de desarrollo desde los niveles locales, regionales, nacionales e inclusive para poder participar en las economías globales son de características macro, que involucra situaciones e intereses de toda clase, donde el mantenimiento de esas condiciones e intereses son la base de su sostenibilidad y de su éxito.
La oportunidad que se esta presentando para el departamento del Choco y sus Comunidades Étnicas Territoriales, a raíz de la propuesta del gobierno de Petro, con el planteamiento – propuesta de la Comunicación Transoceánica Atlántico – Pacifico, es la gran oportunidad, para estas ultimas y de paso para el departamento del Choco, de cambiar los paradigmas que historicamente han determinado la existencia de la región y de sus habitantes, y demostrar de una vez por todas las capacidades de sus gentes, para pasar de los discursos reivindicatorios a los hechos de construcción de región.
Por ende, la motivación de cada uno de los actores necesarios para el proceso, desde los más pequeños hasta los más poderosos es vital para el éxito del mismo. Esta motivación surge a partir de su identidad, del reconocimiento de su entorno y por tanto de su territorio, que es la base de todo lo que será necesario hacer. Este es el activo más importante de todo el proceso.
Para concretar los propósitos expuestos se requiere entonces la creación e implementacion de un instrumento que garantice la funcionalidad de los conceptos y componentes identificados por las partes, dentro de un proceso establecido, y que se ha comprobado con éxito en el país.
Este instrumento se define como una PROMOTORA DE DESARROLLO que será constituida por los diferentes actores, que tengan interés en ella, y que materializará sus acciones dentro de un área geográfica que se determine en el mismo proceso y que deberá ser liderada por la Organización Comunitaria que demuestre mayor cohesión, capacidad y competencia para su implementación.
*Consultor Miembro Mesa Étnica Choco
Julio 2024