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MANO PELE, CHUSPA AL SUELO“Mis recuerdos y vivencias sobre La Quinta».(II parte) . Por:Odín Sánchez Montes de Oca


Estas notas sobre mis recuerdos de La Quinta, son gracias a conversaciones con amigos de la época como Epifanio hijo “Pilancho” y mi prima hermana Luisa Isabel Bejarano “Lucha”, quienes en algunos casos tienen más claros los recuerdos que yo de los nombres y ubicación de las viviendas o residencias de los personajes de esta reseña; a última hora he recibido el apoyo de una asidua lectora: Damaris Ortiz más conocida como “Pilita”, quien me recuerda que ella estudió en la anexa al IPE, que funcionó en una de las casas de Don Marino Bejarano, en la misma acera de Dasalud. Lamentable olvido que habíamos conversado con “Pilancho” y “Lucha”, y la mayoría de los datos tienen que ver con la manía de “comer viejo” cada vez que llegaba a la casa una visita, por más que me mandaran por el “Tenete allá”.
Continuando sobre la Carrera Quinta con 29, del otro lado de la esquina quedaba o quedó un billar del señor Jorge Mayo, donde dicen que el profesor “Nene” Rojas golpeó en el rostro al finado Omar Perea, hijo mayor de Don Ramón Emilio Perea, con todo y gafas puestas, lo que le costó todo un lío judicial que lo llevó tengo entendido hasta Anayanci; pared de por medio quedaba o quedó la residencia de la familia y zapatería del “Cacha Alcides” de apellido Perea y oriundo de Buenaventura, el mejor aficionado al cine que se haya conocido, quien tenía forradas las paredes de su sitio de trabajo con afiches que anunciaban las mejores películas protagonizadas por John Wayne, Tony Curtis y Ava Gardner entre otros; yo alcancé a conocer al “Cacha Alcides” cuando todo pintoso, todas las tardes, después de la jornada de trabajo, salía hacia el centro de la ciudad, iba “para fuera” a ver las cintas que se exhibían en los teatros de entonces, la casa que seguía era la de Eduardo Moreno Salamandra “Eduardo Madera” o “Eduardo Mortuoria” porque era el propietario de una ebanistería dedicada a fabricar ataúdes; él y su señora “Cholín” procrearon a Marlyna, Eduardo o “Tate”, Morrinson más conocido como “Mago” o “Maguito” y Wilson o “Pumpuo”, hermanos de padre del docente universitario Víctor Hugo Moreno y compañeros nuestros de crianza, de juegos y de pilatunas de aquellos tiempos; luego, la casa de la señora Eugenia, abuela de Julia Colombia Cortés, hermanas de madre de Vivían y Cuzi Vega, después de Luis Augusto Córdoba, hay un edificio de apartamentos de un futbolista, luego, la que fue la casa de la maestra Digna Lenis, mamá de “Quicharito”, y de la abogada Remigia García Lenis, hoy queda la heladería y restaurante “Freskura” y enseguida quedó la casa de la partera “Machenta” donde arrendaban piezas y vivió Eloísa y Ariel Londoño, familiares de “Pacho” Londoño y Carmen, la mamá de “Chirri”, quien preparaba y vendía un delicioso casabe, también vivió el ex rector de la UTCH William Murillo, Franklin “Kitiplingui” y los “Anemiones”, después, siguen las propiedades de las Aguilar: Ana, María Onnesima “La Mona”, Elvia y Rosa, madres a la vez de Marino, Conce Sánchez, Armando y Danny Mosquera, y Nancy Moreno “Hata”, hermana de Marcos Tobías Cuesta (Estos fueron los de Ana), primos hermanos de Edith, la esposa de Pedro León Hinestroza (La de Elvia), de Amiria Alina “Teté”, Aniria, Amirlan y Amin Ramírez “Mambo”(los de Rosa), porque la “Mona” no tuvo hijos; luego vivieron en toda la esquina de la 28 en la segunda planta el Profesor Gregorio Gamboa, su señora Sol y sus hijos Yesid, Sol Esneda, Fabiola y Doris; hoy cuadra que es el epicentro de la rumba y el bullicio en toda La Quinta.
Cabe recordar también que, detrás de las hermanas Aguilar había un solar o terreno espacioso en dónde Armando Mosquera Aguilar “Armandito” y la muchachada del vecindario construyeron una ramada a la que le decíamos “El Batallón”, el que tenía su comandante -por supuesto que era “Armandito”-, y según la edad eran los grados, por ejemplo: Emigdio Quezada “Millo” era uno de los de mayor grado, y así sucesivamente habían sargentos, cabos, que ascendían según lo ordenaba y disponía “Armandito”, recuerdo que, Gregorio Chaverra Valencia “Goyo” hijo de Laurencio y Elodia, quienes tenían una tienda sobre la 28, ascendió a cabo porque llevaba enlatados y granos del negocio del papá, “Goyo” era de los “Paporas”, hermano de “Moló”, “Concha”, Yoyi y Minerva; Amin Ramírez o “Mambo” nunca ascendió, porque según Armandito, su primo nunca ganó el curso de ascenso; del Batallón hay muchos recuerdos como el del Dragoneante Iván Palacios hijo de Juan “Murrapo” -nombre de una palma-, quien salió de su casa todo el día, pero estaba de centinela en “El Batallón” y como todas las casas, tanto de La Quinta de ese lado como de la 28, daban todas a ese sitio, Don Juan, al ver que ya eran las horas de la noche e Iván no llegaba, salió a buscarlo y resulta que, el centinela en la oscuridad de la noche, al sentir los pasos de alguien sin identificar gritó: “Alto o disparo” sin enterarse que era su padre, por supuesto que esto después le costó una pisa de perro cagón por “Célebre”. Claro que habrá más anécdotas como estas, porque La Quinta de nosotros ya lo dije, es hasta la 26.
Del otro lado, en toda la calle 29 con quinta, recordamos la casa de Don Simón Mosquera y su señora Rita Licenia, padres de Esperanza, Simón hijo, “Ritica” hija, Irvia y Licenia, dueños de la Farmacia Samaritana, enseguida vivieron los Dávila y después la seño Novel Delgado, esposa de Cristóbal Mosquera y profesora del IFI, hoy vive la profesora Danae, esposa de mi pariente Petronio Arias y quien conoce de la relación de los Sánchez con los Córdoba, pero de Bagadó, después quedó la casa de Lilia Cardona, y continuaba la residencia de Ana Dolores, abuela de Lila Sierra, esposa de Alejo Garcés Díaz y de “Toque” y Nicolás Martínez, hijos del Profesor Medardo Martínez, padre también del finado “Pericles”; luego, la casa del vecino Pablo Quezada -secretario eterno de Ramón Lozano Garces-, su señora Ana Martínez y sus hijos: Evernis, Pablo, Emiro, Tirso, Yolanda y Emigdio “Millo”, hasta llegar a la casa demarcada con el número 29-25 de la carrera 5a. Hogar de Luis Ignacio Bejarano Benítez y la tía más alcahueta del mundo Celmira Sánchez Hinestroza, a donde llegué a vivir desde muy niño y quien no merece que a sus 98 años, después de vivir por más de 70 años en el mismo sitio, por el bullicio que generan los griles y bares, no le permitan un día o una noche de tranquilidad; después de ella vivían, el vecino Feliciano y su señora “Mayu”, luego, la casa de Elíseo Valencia, reconocido funcionario de la antigua Higiene y padre de Bernarda, Darío, Nancy, Idalia, Yamila, Cabél y Lorenzo -hermano medio-; por estos mismos lados existió el Bailadero Tibiritabara, cuya propietaria era Delcia Aguilar, familiar de las Aguilar del frente.
PDTA: Se ha concretado el nombramiento del Dr. Cesar Palomino Cortés en la Agencia de Defensa Jurídica del Estado, estaba cantado; su renuncia más de un mes antes de finalizar su periodo, pero por sobre todo, algunas actuaciones suyas cuando fungió como Magistrado del Tribunal de Cundinamarca y por alguna que otra tutela como consejero de estado que favorecieron a Petro y a otros. Buen viento y buena mar, y ojalá no deje arrimar a “Pacho el Bueno” por ese despacho, que están vigilando a este último.
Atentamente,
Odín Sánchez Montes de Oca

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