Con ocasión de la intervención de la Oficina de Registro de Instrumento Públicos de Quibdó, se realizó una audiencia pública en las instalaciones de la Defensoría del Pueblo -Mejor local no han podido haber conseguido para tal fin-. Intervine en ella para ser coherente con mi actuar de hace años; hablé de la ley Omertá o ley del silencio -de origen siciliano-, y del miedo que embarga a la sociedad chocoana, tanto que, la vuelven cómplice del tapen, tapen que se apoderó de ella. Y felicité también a quienes se atrevieron a denunciar los hechos de corrupción que se vienen presentando en la oficina intervenida, y a poco de finalizar mi intervención, solicité a los blancos que presidían la audiencia y recepciónaban las quejas, pues no había un solo negro -esto al oído de Roosvelt- que, si ameritaba compulsar copias por ante la justicia ordinaria, que lo hicieran por Bogotá, porque acá en el Chocó es muy difícil alcanzar los objetivos, los cuáles son de investigar y sancionar condignamente a los responsable de la corrupción de ahora y de hace años en la Oficina de Instrumentos Públicos y Privados.
Históricamente han sido los políticos, los de los discursos, los elegidos al congreso: Senado y Cámara, los que más han llevado del bulto con la crítica frente al tema de la corrupción, por el manejo de los auxilios regionales o los cupos indicativos, y ahora con escándalos como el de los Carrotanques, tanto es así que, en nuestro entorno han sido sujeto de frases lapidarias como la acuñada por “El mocho” Abraham Dualiby para dirigirse a un ex Representante a la Cámara del Partido Conservador de hace varias décadas, quien supuestamente con sus actuaciones políticas había violado el Código Penal “Desde el prólogo hasta el Índice”; y muy pocas veces los ojos de la crítica o de la misma justicia se han detenido en el poder local o regional, es decir, en alcaldes, gobernadores y jefes de entidades descentralizadas con el manejo de las regalías los unos, y los otros con el poder señorial del lapicero para contratar a diestra y siniestra, disponiendo a su antojo de voluminosos presupuestos y nóminas paralelas, casos de la UTCH y Codechocó, por lo que se pelean a muerte la permanencia o estadía al frente de ellas. Y así quien no, cuando utilizan para ello el poder intimidante y permeabilizador del vil dinero.
Yo recuerdo que, de hace tiempo, al terminar mis escritos e intervenciones públicas, siempre hacía una invitación para que se me convocara a mí o a mis familiares para demostrar que no nos hemos robado un peso del erario, sin embargo, se nos rotuló -trascendiendo las fronteras- como una de las familias más corruptas del Chocó, o una de las que más daño le hicimos. También recuerdo que, el hoy Canciller -con el que estoy pensando votar para presidente, para que no se me incluya en el grupo de los “Negros come negro”, y si es que este y “La Negra“ Aurora, de aquí a unos cuantos meses, no salen quemados por andar de genuflexos del Presidente Petro-, por un medio radial nuestro en tono de mesías, le pedía a procesados y condenados injustamente por Parapolítica, que le pidiéramos perdón al pueblo chocoano, recuerdo que su ex amigo Edgar Eulises, estuvo putísimo con él por este hecho, y pensar que por sus orígenes sureños, también le suena la candidatura presidencial.
Pensando en la suerte del Chocó, antes de iniciar a escribir esta nota, en un acto de mea culpa y aceptando que pecamos porque pudimos hacer más cuando tuvimos la oportunidad, me veía en mis sueños hacer parte de la peregrinación que la dirigencia de antes y de ahora hacíamos todos a Raspadura, a rendirle cuentas y pedir perdón por nuestras culpas al Santo Eccehomo; pero también noté ya de regreso que veníamos menos, un grupo muy reducido, y que la mayoría habían quedado allá como estatuas al estilo bíblico, hincados y con las manos extendidas implorándole perdón al venerado Eccehomo por los robos cometidos. Revisen ustedes apreciados lectores en cada municipio, quienes pudieron haberse quedado allá por las múltiples fechorías, incluidos a quienes han dado lugar a la descarada impunidad.
PDTA: I- Le cumplo a Harold Mosquera Rengifo aclarando a pedido de él, que se cambió de religión porque su querida madre estuvo militando en otra por muchísimos años y su nuevo bautismo no fue por política.
II- Si las comisiones de empalme de Nubia Carolina, integradas por varios de los que la acompañan en el gabinete, no se hubieran puesto a tapar y a tapar, el embolate de los recursos de la educación de los indígenas se hubiera aclarado, no hubiera taponamiento de vías y esto no hubiera dado lugar al deterioro de la imagen de la Gober.
Atentamente,
Odín Sánchez Montes de Oca