Fotos :Douglas Cujar Cañadas
MANO PELE, CHUSPA AL SUELO
“Cual Yesquita Federal, si muchos Yesquiteños vinieron del San Juan”
Este relato, lo tenía por ahí guardado por lo largo y porque ameritaba ser consultado, y recuerdo que, nació después de haber terminado con el deber moral de acompañar la marcha en apoyo a los secuestrados y sus familiares -el Delegado del Registrador e hijo de Silvio Elías, y Blyderson, el funcionario del Sena-, a la que asistí entre otras cosas, por la solidaridad que el pueblo chocoano tuvo con nosotros los Sánchez Montes de Oca por el secuestro de Patrocinio y mi entrega a cambio de su liberación; recorrido en el que caminé por un largo trecho, siempre en la parte posterior de los marchantes, hasta que al llegar a la Carrera 1a, con calle 25, esquina del Banco de la República, antigua propiedad de la familia Aldana Vivas, se detuvieron conmigo varios amigos de “La City” con la intención de conversar – palabras menos, palabras más, para hacer bochinche-; siendo el primer comentario el señalar que, en la marcha iba mucho sureño, para los que harto jodemos: Habitantes de la Provincia del San Juan; pero repito, lo decimos solo por joder; así también que, como para reír un rato, entre chiste y chiste, compartimos también, la idea figurada de instalar, en la época de “Domingo”, una muralla o reja en todo el Puente García Gómez (Parecida a la iniciativa de Trump de instalar una muralla en la frontera entre México y EEUU), para controlar el fenómeno migratorio de tanto pillo que trabajaba con él, quienes, al terminar la jornada laboral en las horas de la tarde -5 pm-, se regresaban en caravana a sus lugares de residencia en Istmina, Tadó, Condoto y poblaciones intermedias, rutina durante todo el periodo 2016-2019, idea que no pelechó porque, al decir de los contertulios -también de manera figurada-, ¿cómo se haría con el paso por el Puente García Gómez de las Hilux cargando la “Gallina atrateña”? que en épocas de subienda es el plato preferido de los Sanjuaneños, y ¿cómo hacer ya en Istmina, para perderse del espectacular pregón a la llegada del Bocachico: “Llegó la Gallina atrateña…”?
Allí en esa conversación también surgió la idea del título de este escrito, porque los sanjuaneños que migraron a Quibdó, a principios del siglo XX y décadas subsiguientes, muchos se asentaron en barrios emblemáticos como La Yesquita, y ellos, su descendencia y familiares, para poner un ejemplo en particular, fueron forjadores del sentimiento yesquiteño y con sus conocimientos, oficios, artes y profesiones, fueron baluartes indiscutibles del desarrollo de la ciudad capital y del Departamento del Chocó en general, así que, utilizando la ruta Río Certegui-Río Quito-Quibdó, llegaron entre otros de Condoto -dicen muy joven-, Miguel Mosquera “Miguel Santero”, padre de la profesora y académica Inocencia de Uribe “Chencha” Lemus, de Miguel Mosquera Córdoba “Miamco”, acordeonero, pintor, escultor y constructor de disfraces franciscanos del barrio que lo llamase; padre igualmente del finado “Tijelino”, “Pepe”, Osiris y “Capullo” -Ex directora de Dasalud-; hermano de este, pero del tronco de Tadó fue Don Lorenzo Mosquera, propietario de una prestigiosa peluquería a la que concurría lo más granado de la sociedad y la dirigencia política de la época, atraídos por el don de la palabra del que hacía gala Lorencito como muchos le decían, padre de una cantidad reconocida de hijos entre La Yesquita y la Calle de las Águilas, entre los que sobresalen “Los Amaranto”, el Profesor Luis Ernesto Mosquera y Lucas Mosquera Díaz, a quien le debo haberme sacado de la duda de su procedencia, pues yo lo hacía istmineño y de La Tatabrera, como su hermano Carlos Mosquera Asprilla, insigne profesor del Scipión de Condoto, profesor y rector del Colegio Integrado Carrasquilla Industrial y padre del Politólogo Higinio Mosquera Lozano; cabe destacar que Lorenzo -hermano de padre de Miguel Santero, Carlos Mosquera y de Saraminta (madre de los “Pica la res”)-, era hermano de padre y madre de Ana Teresa, la madre de Zita Copete ,esposa del profesor “Manolito” Peña y hermana de Milisa Copete, madre del dirigente político Antonio Heráclito Maya Copete. Otro tronco de los Mosquera venidos de Condoto es el de los de Abel Mosquera, abuelo de “Abelito”, de los Guatibonza y de “Burundanga”, y también Roberto Mosquera “Totoró”, otro reconocido peluquero de la época, que prestaba sus servicios en el voladero de Las Pava; de la misma partida es Don José Eleuterio, más conocido como Pechón, hermano de la profesora Secundina y primo hermano de Eustorgio Elías, más conocido como Guevita, hijo de Sol María Mosquera “Soltanolia” , abuela del Ingeniero Civil Willinton Márquez Blandón -nieto también de Marcos Blandón, musico tutunendeño-, quien no ha escondido su deseo de ser alcalde de los quibdoseños. De Istmina llegaron las Santos Gil -Casa matriz del Lozanismo yesquiteño-, y familiares de Hansel Camacho Santos, cantante y artista yesquiteño, orgullo nuestro; y no podía terminar la influencia de los sanjuaneños en la vida yesquiteña sin mencionar al profesor Ángel Palacios Pino, conocido como Minotauro, hijo de Andrés Palacios, el del Búho Negro, padre también de la profesora Sergia Palacios de Abril “La Chomba” y familiar cercano de yesquiteños Fututos como el finado “Papito” Ramos, Lilian Urrego y la profesora Asisa.
Otros condoteños que se quedaron
Quibdó, y que por su aporte a la educación, a la política y en general al servicio público serán recordados por nuestra sociedad, fueron: Jorge I. Yurgaky Lozano, Diputado, Director de la Caja Departamental y de la de Previsión del Magisterio, Auditor de la Contraloría General de la Republica y Director de Anayanci, quien, con su compañera Ignacia Asprilla, dejaron a la sociedad quibdoseña a sus hijos: El Capitán Elías Yurgaky y los distinguidos profesionales Wladimir “Cubano” -Licenciado ya fallecido-, Tufik Yurgaky -Médico-, y Amin Bismarck Yurgaky Asprilla -Abogado-; vino también de Condoto José Hermógenes Asprilla “Pensú”, padre de Mirian, Lili y Amada Asprilla -destacada Basquetbolista-; Pensú estudió derecho en La Libre, los que no culminó por ponerse al frente de la crianza de sus familiares: La ex Gobernadora Luz Colombia de González, Amira, “La Moi”, Carlos “Kaike” y “Ñito” Botero Asprilla, fue un fogoso orador, columnista de la época, Diputado a la Asamblea, en cuya presidencia lo sorprendió la muerte, se desempeñó como secretario y juez de varios despachos judiciales, se le recuerda también como un indiscutible aliado político de Diego Luis Córdoba, de la cuerda de Gabriel Meluk, Tomas de Aquino, Américo Murillo Copete y Maya G -Padre del Ex Gobernador Antonio Heráclito), con quienes compartió oficina e inclinaciones por el derecho y el periodismo. Mencionemos también a mi profesor Conrado Moreno Mena, que, aunque de familia trojeña, nació en Condoto, profesor de la Escuela Normal, Diputado a la Asamblea y padre de “Los Nubios”. Y qué decir de los sanjuaneños de origen sipiano, parientes entre sí, uno de los primeros antropólogos del país, escritor y docente Rogerio Velásquez, padre de la ex Magistrada Amparo Velásquez Ayala y los hermanos Francisco Velásquez Camacho -varias veces secretario de despacho de la Gobernación del Chocó y Juez de la República-, y el Mayor de la Policía Rogerio Fulton Velásquez -Comandante de la Policía Chocó y Diputado a la Asamblea de este departamento-.
Desde su natal Certegui siguieron la misma ruta entre otros: el antes mencionado Tomas de Aquino Moreno, quien se unió a la dama quibdoseña Visitacion Murillo, con quien procreó a los caros amigos: “Tomasito” -Ingeniero Metalúrgico- y Uriel Moreno Murillo -médico de profesión, fallecido hace pocos años-; fue Don Tomas un aguerrido dirigente liberal, seguidor también de Diego Luis Córdoba, quien fundó y dirigió el periódico La Opinión y se desempeñó como Tesorero y Personero de Quibdó, era sobrino del ejemplar ciudadano y servidor público Manuel Arcindo Palacios, quien residió por muchos años y casi siempre en el barrio La Esmeralda, siendo sus hijas “Las Manuelas” -4a,5a, 6a, y 7a, creo-, cuya descendencia gozó -y aún goza- del aprecio de la ciudadanía quibdoseña. Del municipio de Tadó, siguiendo el mismo trayecto llegaron a Quibdó los tocayos Armando Arias -ilustre profesor de Educación Física del Colegio Carrasquilla- y Armando Torres -docente y posteriormente Ingeniero Civil, aficionado a la música de cuerda, algunos de cuyos instrumentos tocaba con destreza en veladas sociales y de amigos-, los hermanos, Luis Ernesto Mosquera “LEM” -reconocido profesor de la Escuela Normal de Varones, quien vivió y murió en el barrio Niño Jesús-, Don Pablo Mosquera -por muchos años secretario del Directorio Departamental del Partido Conservador, quien también fungió como Registrador Municipal- y Omar Mosquera -quien ejerció como joyero hasta su muerte-. Y no podía dejar de señalar entre los ciudadanos tadoseños que aportaron al desarrollo de Quibdó, a Don Américo Murillo Copete, Juez de la República por muchos años, docente en varios colegios, entre ellos el San Pablo de Istmina y el Litoral Pacifico de Nuquí, esposo de Doña Leonor Londoño, de cuya sangre nos han dejado a través de sus hijos Zully, Américo, Nicolas, Alexis, “Leonorcita” Murillo Londoño y “Abelito” Murillo Mosquera un rico legado musical y artístico; por lo que hoy le digo al finado Alirio Londoño que, no hay dudas que la vena musical para Colombia y el mundo, no es por los Londoño, sino por los Murillo.
En épocas recientes, se instalaron en Quibdó, para nunca más volver por el San Juan, algunos amigos como Rodolfo Murillo Guzmán, conocido también como Lolo, de Camellón de la República, de quien decía Vianny Ramon Córdoba: “Lolo no va para su casa ni a pasar diciembre”. También está en Quibdó y en La Yesquita, acogido en una familia yesquiteña (La Peña Copete), James Taylor Mosquera “el abogado del momento” -para la época-, como lo pregonaba por las emisoras, el fallecido locutor Winston Bean Torres.
Aunque el fenómeno migratorio en alguna época fue de doble vía, cuando el auge de la minería, muchos Córdoba se instalaron en el San Juan, entre ellos la familia de Acisclo Córdoba, estos en Condoto, y la de Clodomiro Córdoba en Andagoya, pero este último regresó con su familia y se instaló en la calle 29 entre cuarta y quinta barrio Cristo Rey donde hoy residen sus muy reconocidas hijas, las Córdoba Rodriguez. Para terminar, recordemos que a mediados de la década del 50, se instaló en Istmina como Inspector Escolar Ruperto Murillo Mena -de “Los Gaspares”-, quien contrajo nupcias con la istmineña Vilma Salazar, de quienes provendrían “Rupertico” Murillo y la profesora Juanita Murillo Salazar; y no podría faltar la mención a Miguel Demetrio Moya, Docente de la UTCH, escritor y miembro importante del Club de Leones, quien gracias a la atención y cuidados de la profesora Yenny Arango -hermana de Benjamín y “Ñaña”-, se nos quedó creo que para siempre, en la ciudad de Istmina. Igual podríamos decir que ocurre con el amigo William Palacios Córdoba, de Los Pava de la Yescagrande, quien se quedó en la provincia del San Juan impartiendo sus conocimientos sobre la minería.
PDTA: Las comparaciones siempre serán odiosas y molestas, máxime cuando se comparan generaciones y personas, de las que no podemos sustraernos al conocer personajes de comportamientos y maneras de ser ejemplares casi que perfectas, con las de calandracos en el servicio público, incluidos funcionarios judiciales de estas épocas, que se han enseñoreado con el patrimonio del estado y la moral pública, y si no, miremos que en estos días, después que una fiscal, con trato por demás benigno, solicita para un reo prisión domiciliaria por haber devuelto parte del botín, un juez lo premia con la libertad provisional. ¡Por Dios! ¡Qué sociedad, que sistema judicial!
Atentamente,
Odín Sánchez Montes de Oca
