Desde las profundidades de la selva del Chocó, en un rincón olvidado llamado Andagoya, emerge una figura que simboliza la esperanza, el liderazgo y el cambio. Luis Gilberto Murillo, actual canciller de Colombia, encarna no solo los sueños de su pueblo, sino el despertar de una nación que poco a poco reconoce el valor y la fuerza del pueblo afrocolombiano.
Murillo, nacido en medio de la pobreza que azota a tantas regiones del país, es hoy la voz que resuena en los espacios de poder, una voz firme, llena de sabiduría y comprometida con el bienestar de su nación. Es un líder natural que, sin renunciar a sus raíces, ha logrado sentarse a la mesa con los más poderosos del mundo, ganándose su respeto no solo por su humildad y fortaleza, sino por su profundo conocimiento en áreas clave como el medio ambiente, la diplomacia y la política global.
Su ascenso es un reflejo del empuje y la resiliencia de la Colombia profunda, esa que históricamente ha sido marginada, pero que ahora, a través de figuras como Murillo, empieza a abrir espacios de oportunidad.
Desde la cancillería, Murillo ha puesto el foco en la diplomacia pluricultural y subnacional, reconociendo el poder transformador de las comunidades locales en la proyección internacional de Colombia, pero su mirada va más allá de las fronteras diplomáticas; su compromiso con la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático lo posicionan como una de las voces más autorizadas en estos temas a nivel mundial.
Luis Gilberto Murillo no es solo el canciller de Colombia, es el símbolo de un nuevo liderazgo, de una nueva voz que, desde las sombras de la exclusión, se levanta para representar con inteligencia y firmeza a un país que, como su geografía, es bello y diverso, lleno de desafíos, pero también de oportunidades.
Es el momento para que los negros del Pacífico y del país, estén, como lo están muchos líderes del hemisferio, pendientes de la mirada, la voz, las ideas y los movimientos de Murillo, porque ven en el un líder natural y una esperanza del cambio que apenas comienza para Colombia, ese cambio que incluye, en primera fila, a todos los colombianos que históricamente han sido marginados por la clase dominante del país.
Este hombre de Andagoya no solo ha demostrado su capacidad para liderar en el presente, sino que se perfila como una figura clave para el futuro de Colombia. Muchos ya lo ven como el posible primer presidente afrocolombiano del país, un líder que, desde su experiencia y conocimiento, podría guiar a la nación hacia un nuevo horizonte de justicia, equidad y sostenibilidad.
Redacción El Manduco
