Con ocasión de la última visita del señor Presidente Gustavo Petro al departamento del Chocó, se reactivaron acciones en contra de la minería ilegal e incluso la artesanal, con los consabidos problemas para nuestros mineros y sus familias. Hablo de reactivación de acciones por cuanto, esas diligencias de destrucción de maquinaria pesada, utilizada para la extracción del oro y el platino de nuestro territorio, pareciera una especie de tobogán, pues llega un momento de mucha actividad al respecto y otros en los cuales no hay acción de ninguna naturaleza, permitiéndoles a nuestros mineros realizar su labor sin obstáculos de ninguna índole.
La falta de coherencia por los lados del gobierno nacional, en lo relacionado con la regulación en nuestro departamento y en muchos otros, del accionar de los mineros, generan en ellos la confianza para la consecución de maquinaria de variado orden, la que logran a través de créditos, sea decir, de endeudamientos, convencidos de la posibilidad real de conseguir con qué pagar las cuotas y así lograr unas condiciones que le permitan mantener dignamente a sus familias; pero resulta que, una vez construyen los entables mineros y comienzan a trabajar, es cuando aparece el Estado con su fuerza pública para destruir lo conseguido a sol y agua y fiado. Son dos las vías de acceso o salida al departamento, lo que se traduce en la posibilidad con la que cuentan las autoridades para controlar el acceso de la maquinaria que luego van a destruir; si las autoridades respectivas detuvieran el acceso de las máquinas, nuestros mineros tendrían la posibilidad de devolverlas a sus proveedores, bajo el argumento de prohibición de ellas en nuestro territorio, con lo cual se evitaría su destrucción y seguramente, con el pago de una sanción previamente acordada, se evitarían tener que pagar todo su valor sin haber tenido la oportunidad de recoger sus frutos.
La minería tradicional nos permitió a muchas personas, nacer, crecer, estudiar y hacerse profesional; y por otro lado, muchas otras que hoy viven de la minería tradicional solo aprendieron eso, a vivir de la minería, son expertos en el barequeo, el mazamorreo, en canchereos, canalones, cuelgas, barranco, batea, cachos, almocafres; pero como el Estado fue permisivo dando concesión minera en nuestro territorio o siendo pasivos con quienes introdujeron la maquinaria pesada en nuestra comarca, esas posibilidades de minería tradicional desaparecieron, pues donde trabajan retroexcavadoras se torna casi que imposible el mazamorreo o la minería tradicional. Se requiere flexibilizar el ataque a la minería en el Chocó tal como se viene manejando por este y otros gobiernos; tierra arrasada no es la solución, debe imponerse el diálogo, la concertación y privilegiar también la responsabilidad de todos en esta actividad.