“La Patria Boba» fue un periodo de la historia de Colombia que se caracterizó por la lucha entre ideas federalistas y centralistas, y por la inestabilidad política. Este periodo se extendió desde la declaración de independencia en 1810 hasta el inicio de la reconquista española en 1815” el término fue acuñado por Antonio Nariño de forma irónica para referirse a la desunión de los criollos en su lucha por atacar los problemas internos que los aquejaban.
En ese sentido, el funcionamiento del Estado colombiano, parece ser la patria estúpida, movida por los intereses de los políticos centralistas que les importa un reverendo pepino la provincia y creen que todas las soluciones del país se gestan desde Bogotá.
Reza en el art 1, de la Constitución Nacional que “Colombia es un Estado Social de derecho (…), organizado en forma de república unitaria, descentralizada y con autonomía de sus entidades descentralizadas (…), “ por su parte la Corte Constitucional en su decreto C-478/92 expuso que “Mientras la descentralización busca una mayor libertad de las instancias periféricas en la toma de decisiones y como consecuencia de ello, una mayor eficiencia en el manejo de la cosa pública, la autonomía encauza sus propósitos hacia la mayor libertad de sus asociados en aras de un mayor bienestar y control de sus propios intereses”
Pero todo esto en la práctica es letra muerta, un saludo a la bandera, un sofisma, en razón de que no hay ni descentralización completa, pues no existe discrecionalidad fiscal en los territorios, mucho menos autonomía, ni toma de decisiones trascendentales que realmente generen bienestar a la población que allí habita. Esta patria estúpida, arrogante, burocratizada, centralista, manejada históricamente por cachacos racistas, no solamente soslaya las funciones de la descentralización, sino que ha arraigado el control y el rol preponderante de los defines, de los citadinos.., que fungen como directores de las entidades del orden nacional y ministerios de carácter misional que tienen el peso de operativizar la política del ejecutivo.
La Estructura del Estado Colombiano, contiene el núcleo básico de la autonomía territorial consagrado en el art 287 de la CN, con funciones propias y diversas leyes que dan un amplio respaldo jurídico al papel protagónico que deberían tener los mandatarios locales, sin embargo, todo se fragmentan cuando los proyectos de inversión aprobados en los OCAD, con recursos de los fondos de regalías directas, departamentales, o regionales, están supeditados a la absurda decisión de los profesionales que envían desde Bogotá a aprobar, suspender, supervisar y en ocasiones a extorsionar con su CVY.
Ejemplo claro de todo esto es el terminal aéreo de Bahía Solano, el cual se ejecuta con recursos de la gobernación del Chocó, pero lo suspende Planeación Nacional, por razones técnicas de un profesional de Bogotá, ¿de acuerdo a lo consagrado en la ley de regiones, en la ley de descentralización, en el rol de competencias y discrecionalidad, no le debe competir exclusivamente, la función de suspender, sancionar, adicionar, … al dueño de la plata que es la gobernación?, decisiones estúpidas que por mezquindad capitalina generan un daño enorme a un pueblo, a una región, a un departamento que históricamente lo que ha sufrido es la mezquindad y discriminación de esos recursos.
Hace poco en un informe periodístico, se publicó que “cuatro obras que se ejecutan en Bahía Solano están en riesgo de convertirse en elefantes blancos”, lo que no se dice en el informe que tres de ellas fueron contratadas por entidades del orden Nacional:
· Alcantarillado, por la vicepresidencia en el gobierno de Juan Manuel Santos y quien fungía como vicepresidente era German Vargas Lleras, obra que ya es un elefante blanco.
· Muro en el corregimiento del Valle, contratado por la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo.
· Vía al Valle, obra contratada por Invías.
Estas tres obras tienen en común que los contratistas son de afuera del departamento del Chocó, que la decisión de adjudicación dependió exclusivamente de un proceso de asignación surtido en Bogotá, y que las obras han sido abandonadas por los contratistas, y no suspendidas por la entidad contratante, situación totalmente contraria a la obra del terminal aéreo que fue asignado por la gobernación del Chocó, que se ejecuta con recursos de la Gobernación del Chocó, pero que fue suspendida por Planeación Nacional.
Además de que me parece un procedimiento estúpido, el de suspender una obra por quien no la contrato, ni por quien no puso los recursos, que se convierten en un obstáculo para la realización de la obra, también creo que la suspensión se debe más a que el contratista es chocoano, que a un incumplimiento real, y llego a tal conclusión porque frente a las otras tres obras siniestradas no existe un pronunciamiento oficial hasta la fecha, cuando es de conocimiento público que las obras fueron abandonadas, cosa que me lleva a reafirmar la hipótesis, que a los chocoanos no nos miden con el mismo racero que a los del interior.
Patria obtusa que se empeña en seguir manejando 80 pesos de cada 100 que recauda, mientras solo traslada a las regiones 20, es el devenir de una patria que pasó de boba a estúpida y terminará en mongólica, sino permite que las regiones sean las gestoras de su propio desarrollo tal y como lo indica la ley y como ocurre en otras partes del mundo.
WILLINTON VIDAL ROJAS