En la crisis política que vive Venezuela son claves los canales de las conversaciones y negociaciones bilaterales que han asumido los gobiernos de Brasil y Colombia. El gobierno de México está cayendo en un radicalismo que le hace perder maniobras como país garante para un diálogo constructivo.
Posturas cómo la que ha asumido el Secretario General de la OEA y varios países en el Consejo de Seguridad Permanente no ayudan mucho a la solución de la crisis, debido que es un Organismo que ha demostrado que es un andamiaje burocrático e inoperante y que no sirven en nada como organismo rector para la solución de los problemas políticos en el continente. El » triunfo» aparente de ayer del régimen Maduro en la OEA, tampoco ayuda mucho, agudiza más la crisis.
Es un bálsamo temporal para el tormentoso momento que vive el régimen. No aporta nada en la solución de fondo de la crisis, sino que la agudiza más. En mi modesta opinión, la votación ayer en la OEA agrava más la crisis, dado que es un organismo inoperante y que ha demostrado que sus decisiones no aportan mucho en las soluciones de las crisis en el continente. En este caso todas las partes sin descalificaciones deben ser escuchadas y con aquellos diálogos se tiendan puentes para que el gobierno de Maduro, entregue las actas, se bajen las tensiones con la oposición y se puedan realizar los escrutinios y se acepte la auditoría forense de expertos de la comunidad internacional. Por lo tanto, de esa manera establecer la verdad sobre los resultados electorales. Las posturas como la del Secretario General de la OEA y algunos países que creen que con discursos radicales van a solucionar la crisis. No es el camino.
Es evidente que con aquellas posturas radicales se profundiza más la crisis y el caos. Se trata de buscar consensos más allá de las caducas divisiones ideológicos de izquierda y derecha, de buenos y de malos para que disminuyan los derramamientos de sangre entre los venezolanos. En el fondo es una lucha por el control del poder político y económico ( las riquezas energéticas) entre dos élites que tienen al pueblo pobre venezolano bailando al ritmo de sus intereses económicos y hegemonicos.
José E. Mosquera
