UNA NUEVA ESPERANZA PARA Y POR EL CHOCÓ – ¿una nueva fuerza social esperanzadora? (III): la necesidad de un verdadero Plan de Desarrollo para los 100 años del departamento.
Por: Yan Ramos
Hoy en día se siente no solamente entre los que vivimos en el departamento del Chocó, sino también en los coterráneos de otras latitudes y hasta me atrevería a decir que, en mucha gente del país, especialmente del Gobierno Nacional, y muchos más, una “una nueva fuerza social esperanzadora”, una nueva tendencia de volver a creer y a esperar que todo mejore para la región. Por eso, es el momento propicio para mostrar “finura” y no seguir siendo inferiores al reto. No importa nuestra supuesta “poca edad” y hasta nuestra creación “sin cumplir todos los requisitos de ley”; ya estamos erigidos y debemos avanzar. Pero algo importante, no es solamente “esperar”, sino todos aportar. En ese sentido, vale la pena recordar frases que con el compañero Wilber Castillo hemos mencionados varias veces en estos escritos: “es necesario que todas las fuerzas vivas del Chocó sin miramiento partidistas o de grupo y los chocoanos que están aportando su conocimiento y capacidad en otros territorios y latitudes rodeemos a los nuevos gobernantes para poner todos fuerza de trabajo para gestionar y lograr el anhelado desarrollo del Chocó”.

Personalmente, en repetidas ocasiones he insistido en la necesidad de revisar, fortalecer, unificar y articular tantos estudios, diagnósticos, propuestas, visiones, etc., que hemos realizado. Es hora de usar lo bueno que cada uno de esos documentos debe tener. Me recuerdo ahora mismo de tres: los “Acuerdos del Paro Cívico” y “Una visión a 2050 de desarrollo integral de largo plazo para el departamento del Chocó con enfoque de derechos colectivos e individuales (camino a los diálogos regionales vinculantes)” que, de forma articulada entre muchas instituciones regionales y chocoanos en general, lideró el Comité Cívico por la Salvación y Dignidad del Chocó. Y otro documento que hace poco conocí es el “Plan de fomento regional para el Chocó, 1959-1968” que elaboraron la Comisión de Estudios del Plan Decenal para el Fomento del Departamento del Chocó y el Consejo Nacional de Política Económica y Planeación del Departamento Administrativo de Planeación y Servicios Técnicos (el DNP de esa época); del cual expertos regionales de la talla del historiador Sergio Mosquera y del periodista Gonzalo Díaz me aseguran que “ese es el mejor plan que han hecho para el Chocó” y “Este si fue un verdadero estudio. Son como 700 páginas. Es muy buen trabajo y obedece al mandato de una ley de la República para darle fuerza a la creación del departamento. De allí nace un plan decenal que se alcanzó a desarrollar y en el mismo se creó una Corporación de Fomento para implementarlo, lo que a la postre se convirtió en la Corporación para el desarrollo del Chocó, Codechocó. Se alcanzó a ejecutar en parte. De allí surgió el hotel de Turismo Citará, y el mismo Malecón de Quibdó”, respectivamente. Por lo tanto, es necesario que se incorporen, ojalá todos, los instrumentos de planeación que se han hecho, como la “Agenda de Competitividad 2032” de la Cámara de Comercio del Chocó, entre muchos más.

Entonces, no nos queda de otra de demostrar, como ya se dijo, que nos somos inferiores al reto que las anteriores generaciones nos han puesto (los sacrificados – nacidos antes de 1949) o de verdad el abogado Pedro A. Martínez Mosquera tiene razón cuando nos tildó de “generaciones paradójica (nacidos entre 1950 a 1980. Aunque encarnan la profesionalización del capital humano en el departamento, su rol ha sido sumamente perjudicial, pues ha contado con personajes tan nocivos que son comparables a los “capos” de los que nos hablaba Víctor Frankl en sus relatos (El hombre en busca de sentido). Hay otros que no se les podría comparar con los “capos”, pues no son “malos” en el sentido estricto de la palabra, pero fueron vencidos por la desidia y la indolencia. La que nos dio ingenieros como nunca antes, pero alargó las distancias y nos dejó con una infraestructura paupérrima, o sin ella. La que nos obsequió más abogados, pero descompuso de tal manera la justicia que esta fue convertida en un instrumento de desigualdad, pobreza e inseguridad. La que nos aportó más profesionales en salud, pero que convirtió los hospitales en morgues con apetito voraz. La que nos otorgó la universidad, pero que convirtió a la educación en un símbolo de negocio, mediocridad, corrupción y tráfico de influencias) y aturdida-desorientada (herederos de la anterior, que ha tenido como mentores la falta de oportunidades y el egoísmo. En términos socráticos, es una generación que jamás ha tenido la oportunidad de ser esculpida y modelada. Es la generación en riesgo de ser ‘perdida’; legataria del estigma de la corrupción y del descrédito de toda la nación, juzgada incluso antes de haber jugado su rol y presa fácil de los violentos)”. Estos últimos, nacidos entre 1981-2010, que no creo que sean “tan inocentes” como se describe anteriormente. Pero fortalece mi teoría de trabajar con las nuevas generaciones, por eso he tenido la idea de realizar un “Seminario de formación y liderazgo a los estudiantes del grado once de las instituciones educativas del municipio de Quibdó sobre gestión territorial, desarrollo sostenible y medio ambiente: ¿el medio ambiente es una fuente de oportunidades para reducir los negativos índices de vida que tenemos?”, que he presentado ante la Secretaría de Educación Municipal y les hablaré en el próximo escrito.

Por eso, hoy más que nunca, estamos obligado a demostrar nuestro verdadero amor por esta tierra. A poner en práctica las letras de canciones de hace muchos años: “lamento chocoano” de la Orquesta Guayacán (“¡Chocó algún día tendrás alguien que te quiera, que luche por tu pueblo, combata tus problemas y tú serás grande para el mundo entero!”) y “Compromiso” del Grupo Sereno (“Ya no es tiempo de seguir con la apatía… de seguir creyendo que somos menos. Ahora es tiempo de luchar para ganar… que no hieran tu orgullo de valiente, que no azoten más tu dignidad; que ya es hora de vivir decentemente, por tus hijos, por tus nietos, por todos tus dolientes”). Esto implica que ya no debemos seguir haciendo unos mal llamados “planes de desarrollo” que no tomamos en serio, que no leemos ni menos ejecutamos. Unos “mamotretos” o “cartapacios” que a nadie le interesa. Ni si quiera a los gobernantes que deben llevarlos a la realidad (¿?). Es importante que se crucen, analicen y evalúen las líneas y proyectos a ver si estamos repitiendo. Y no generar macro documentos que incluyen aspectos que no sé qué tan relevantes sean, muchos textos, muy soñador, románticos, populistas y con acciones que no se lograran en el corto y mediano plazo; que nadie nunca más, ni ellos mismos tan siquiera, vuelven a revisar y que de verdad sea la brújula que guíe la administración. Que no se sabe con qué recursos y cómo se implementarían. Por eso insisto, que se generen documentos concisos y concretos. No se necesita que cada gobernante se gaste seis meses, contrate una firma, hagan un poco de talleres y, por ende, gasten mucha plata para escribir documentos con más de 300 páginas que nunca más vuelven ni a mirar. Por eso es imperativo centrar las acciones en dos o tres cosas urgentes (“porque lo urgente mata lo importante”) y tener planes cortos, concretos y realizables. Mejor que se haga una matriz (Excel) de dos o tres páginas concretas con esos acuerdos del paro y demás, pónganles metas, responsables, fechas, costos, estrategia, etc., y aportar a su logro en el corto, mediano y largo plazo; centrarse en eso. Lograr una parte al menos, y allí vamos avanzando. Ya depende de nosotros mismos con el potencial educativo que tenemos, empezar a trabajar unidos, porque el tiempo se nos agota y debemos dejar de ser un pueblo desgraciado. Porque de nada servirán las RAP Pacífico y De los dos mares, Planes de desarrollo o gobernantes con sus lemas de “Ruta Q”, “Generando Confianza”, “Chocó Humano”, “Ahora le toca al pueblo”, “Lo estamos haciendo posible”, “Pacto por Quibdó”, “Conéctate con el Chocó… ¡Podemos hacerlo!”, “Con amor por el Chocó”, “Chocó: una nueva era de riqueza y transformación”, “Comprometidos con el Chocó”, “Chocó Productivo; renace la esperanza”, “Con Gilder el Chocó decide”, “Es la hora del cambio” o “Recuperemos a Quibdó”, etc., etc. Ni mucho menos va a venir Petro porque le colocamos unos “altísimos votos” (cerca de 100.000) (¿?), que, si bien para nosotros es mucho porque representan alrededor del 97% de nuestro potencial electoral, pero en el concierto nacional (que se habla de millones) no es que sean muy representativos para de por sí, nos tengan en cuenta cuando nosotros no ponemos nuestra parte.

Necesitamos un Plan de Desarrollo Departamental (PDD) que vaya más allá de un periodo gubernamental. Un PDD que involucre una visión de desarrollo mínimo al 2040 o 2050. Que ahora sí contemple actividades y acciones realizables, “posibles, medibles, cinegéticas y monitoreables” a corto, mediano y largo plazo, para que se lo propongamos al Gobierno Nacional y sirva de ruta de trabajo para los próximos gobernadores, alcaldes y demás elegidos por voto popular. Un PDD que abarque como mínimo una generación humana. Recordemos que, según los expertos, “una generación es «el periodo, generalmente considerado como de 20 a 30 años»”. Lo anterior nos muestra un promedio de 25 años como tiempo de una generación; el cual, ahora sí, cada gobernante en sus cuatro años elabore un “Plan de trabajo” que aporte al mismo de forma secuencial y progresiva.
Siendo así tendríamos un poco más seis planes: corto (2024-2027), mediano (2028-2031 y 2032-2035) y largo (2036-2039, 2040-2043 y 2044-2047) plazo; lo que concuerda con los 100 años de vida departamental del Chocó (1947-2047) y podamos darle(nos) un gran regalo de progreso y de una vez por todas, fortalezcamos una, dos o tres empresas a base del aprovechamiento de nuestros recursos que, entre otras, genere empleos y ayude a reducir los negativos índices que tenemos (alto NBI y bajo IDH). Que de verdad estemos “Conectados, comprometidos y con amor por una nueva era de riqueza y transformación de un Chocó productivo y donde renace la esperanza, por eso es la hora del cambio y decidir bien”, como se pregonaba en los programas de gobierno de las campañas electorales pasadas. Ya al menos parece que el pueblo puso de su parte: “decidió bien”. Ahora les toca a los gobernantes ser unos verdaderos líderes y visionarios y no defraudar la nueva (última) fuerza social esperanzadora de los chocoanos. Porque hay cosas tan simples que hacen en campaña y ya no: sacar un rato mensual, bimensual o trimestral a reunirse con la comunidad a analizar sus problemas “in situ” como en campaña que iban a todos lados, ¿o ya no es posible eso? Recuerden que los coterráneos cantamos como Carlos Baute “Sabes que estoy colgando en tus manos, así que no me dejes caer”. #PorqueLaAventuraApenasComienza.
