Mi colega y profesor de la UTCH, Alex Mauricio Jiménez Ortega, sostiene de manera muy acertada que “Solo creo en Dios, lo demás demuéstremelo con números”. Lo anterior hace clara alusión a la importancia del dato y la estadística en el desarrollo de una persona, población, región, etc.; por ello, es supremamente importante no solo su uso, sino su consulta permanentemente a la hora de tomar decisiones. Sobre todo, las que de una u otra forma afectan la vida y el desarrollo de las personas en un territorio. Por eso, en muchas ocasiones me pregunto si ¿de verdad estos aspectos son usados por nuestros administradores públicos? Pareciera que no. Para nada. No las usan porque no las conocen o no les importa usarlas.
Y si esto pasa con los datos y la estadística, peor sucede con las palabras y con los nombres. Los cuales son a cada rato “usados” de cualquier forma sin analizar y comprender el momento, contexto, importancia, etc. Se termina diciendo (y haciendo) “sandeces” (“hecho o dicho inoportuno, sin sentido, razón o lógica. Relacionados: barrabasada, burrada, contrasentido, desacierto, desatino, despropósito, dislate, disparate, necedad, patochada, simpleza, sinsentido, tontería”). Por ello, es complicado nuestro avance, desarrollo, progreso, etc., y peor, no nos toman en cuenta en otros niveles de decisiones nacional e internacional. Por eso, me tomé el trabajo de buscar en la Real Academia Española (RAE), como “institución cultural dedicada a la regularización lingüística entre el mundo hispanohablante”, las siguientes palabras:
- Dato: “Información sobre algo concreto que permite su conocimiento exacto o sirve para deducir las consecuencias derivadas de un hecho”.
- Estadística: “Estudio de los datos o valores obtenidos de la población que se utiliza para inferir sus propiedades, de los recursos naturales e industriales, del tráfico o de cualquier otra manifestación de las sociedades humanas”.
- Palabra: “Unidad lingüística significativa o informativa sobre el contenido de un documento. Expresa cortesía y/o cumplimiento”.
- Nombre: “Palabra o palabras que designan o identifican un producto o un establecimiento, para expresar su naturaleza, sus cualidades o veracidad de algo”. Sobre este término, en mi formación como docente-investigador lo he usado más como un “título” y los manuales científicos “hacen mucho hincapié en su correcta redacción, puesto que el lector debe comprender perfectamente lo que se trata en el documento solamente con su lectura. Debe ser muy claro, breve pero conciso. Debe resultar atractivo y captar la atención del lector”, entre otras recomendaciones.
Lo anterior, lo traigo a colación por el análisis rápido que hice a los nombres (títulos) del Plan de Desarrollo Departamental (PDD) y Municipales (PDM) de este periodo gubernamental 2024-2027 y como establece la norma de ser “el instrumento de planificación con el cual las administraciones definen el desarrollo económico, social y de la gestión ambiental durante su período de gobierno (4 años)”.
Es decir, o mejor pensar, creer, suponer o esperar, la “brújula de ejecución de los proyectos y acciones prioritarias” a lo que, digamos de forma popular, “le pararán bolas”. Por eso, es importante que las palabras (datos) usadas en el nombre (título) del mismo, ojalá, recojan el centro de la gestión. Por ello, con las 94 palabras claves que usan en los nombres de los Planes de Desarrollo (PD), organicé una nube de palabras (“o nube de etiquetas, en donde el tamaño es mayor para las palabras que aparecen con más frecuencia y viene ganando terreno ya que son muy útiles para visualizar las ideas principales de un tema” o de un plan de desarrollo, como en este caso).
Los resultados plantean la necesidad de la “Unidad para el Progreso de Todos y la Vida”. Lo que implica que no debemos dejar solos a nuestros gobernantes. Que hoy más que nunca aportemos nuestro grano de arena. Es de las últimas oportunidades que tenemos. Que sea esta esa oportunidad para unirnos y hacer todos una gran “minga, vaca, juntanza, uramba”, etc., por el desarrollo del Chocó. ¿O únicamente lo hacemos para volver a reclamar y reclamar en paros que nadie nos para bolas, exigir un poco de vainas y dar poco? Qué bueno que todos, sin importar nuestra actividad socioeconómica, jalemos para este lado, para este propósito: los administradores, los empleados, los docentes, los estudiantes, todos tengamos como prioridad aportar al Chocó.
Los trabajos de grados de los universitarios, sin importar la profesión, tengan que ver con esto. Todos en pro de los mismo. Que en este periodo todos aportemos desde nuestro accionar. Porque como dije en el pasado escrito: “el desarrollo del Chocó va porque va, con o sin nosotros, pero va”. Por eso me gusta que las palabras más usadas en dichos planes son en orden de mención: con nueve veces (10%), “Unidad”; cinco veces (6%), “Progreso, Todos y Vida”; cuatro veces (5%), Más, y Productividad; y tres veces (3%), “Cambio, Corazón, Oportunidad, Paz, Somos y Sostenibilidad”. Pero me llama poderosamente la atención que solamente algunos mencionaron: “desarrollo, emprendimiento, prosperidad y competitividad” y que nadie usó las palabras: “recursos naturales, potencial agrobiodiverso o sociocultural, aprovechamiento, empresas, empleos, seguridad”, etc.; que se suponen son nuestros fuertes y grandes necesidades, respectivamente. Por ejemplo, le consultaba a un istmineño el nombre del PDM, a lo que me respondió, que espera “más empleo, más oportunidades, más desarrollo”. Por ello, es prioritario que estos temas se fortalezcan en los actuales Planes de Desarrollo Territoriales. Y que, además, se tengan en cuenta los datos y las estadísticas para la toma de las decisiones. Es decir, “decisiones informadas”. Porque sinceramente no entiendo como muchos de nuestros gobernantes toman las decisiones. Desde luego, sin estar en su “pellejo”, creo que es fácil andar y observar las dinámicas sociales. Por ejemplo:

- Seguridad en Quibdó: Muy pocos habitantes aceptaron y respetan la norma del parrillero en el centro de la ciudad por mucha razones, validas o no. Pero sí nuestro mandatario nos muestra un consolidado de datos por zonas o comunas, por medios de transporte, por horarios, por sexo, etc., seguro que casi nadie tiene argumentos que discutir y se acata la norma.
- Taller automatizado multimarca en Quibdó: ¿No sé si se sabe cuántos vehículos de gama media y alta circulan en Quibdó? Entonces, he propuesto que, bajo alguna figura, se apoyen en estudiantes, por ejemplo, de la UTCH, y hacer conteo en los semáforos de la ciudad. A fin de tener una estadística seria y confiable de los mismos (“Duster, Koleos, Prado, Fortuner, Tracker, Nativa, Captiva, Blaizer” de “Chevrolet, Mitsubishi, Renault, Mazda, Toyota”, etc., etc.) y con esa información convocar a los administradores de esas marcas en Medellín y proponerles con datos reales y exenciones tributarias, que aquí mismo se preste el servicio actualizado y confiable a los vehículos que cada día circulan en la región y que permanentemente deben ser llevados a otras ciudades para su mantenimiento, con los altos costos que eso acarrea y su posterior tránsito por las vías inconclusas que tenemos. Con ello, se reducen los desplazamientos a otras ciudades, se mitiga el desgaste de los vehículos, se deja capacidad instalada en la región y se genera empleo a nuestra población.
- Comercialización ambulante de productos agrícolas: para muchos era agradable cerca a los semáforos de El Tambo y de Medrano (entradas a La Playita y Las Mercedes) repleto de musáceas (plátanos, bananos, primitivos, etc.), piñas y otros productos agrícolas traídos desde otros municipios. Pero, de un tiempo para acá se ha reducido y casi ya no se ofrecen. ¿Las razones? No sé bien, solamente escuché en una radio local, que los de Medrano (traídos de Purré) “que era por la dificultad de las vías para el transporte”. Entonces, aspectos como estos deben los gobernantes conocer y tener información precisa para tomar las decisiones y las acciones del caso. En este sentido, y como se planteó en el anterior párrafo, también es bueno consolidar estadísticas acerca de la comercialización de nuestros productos agrícolas que hacen los señores de las carretas ambulantes, que ahora con su “tecnología de punta”, ¿quién no los escucha pasar? Es bueno tener el calendario de cosechas del limón (“50 por $5.000”, “que tienen más agua que el río Atrato”), la “mancha” (…”a mil, a mil, a mil, aprovecheeeee”…), la piña, el achín, aguacate, guamas, carambolo, marañón, guayabas, lulo, yuca “matajorgíto”, árbol del pan (“la peeeeppaaa”, caña, coco, etc., etc. Para esto es importante las propuestas de Centro de Acopio o Abastos que hay en el PDM de Quibdó, pero más allá de ello, pronto propondremos el Centro Agroindustrial del Chocó, para aquellos empresarios y sus productos que ya vienen siendo fuertemente trabajados y, podríamos decir, que están a un «pelito» de consolidarse y que generen unos 100 o 200 empleos que mitigue uno de los grandes problemas que tenemos. Por otro lado, y respecto a las carretas ambulantes, me acuerdo de los trabajos sobre “el parlache y la comunicación en Quibdó” de la profesora María Evangelina Murillo Mena de la UTCH. Interesante retomarlos, pero como dije arriba, aplicados al desarrollo de la región.
Jajaja, ¿muy complicado todo? Debemos dar ese paso. Que esas palabras usadas en los PD no sean lo que muchos pensamos: “letras muertas”. O en su efecto, el uso de muchas palabras no sea motivo de confusión o enredo como los objetos contractuales: “AUNAR ESFUERZOS TÉCNICOS, ADMINISTRATIVOS Y FINANCIEROS PARA ABCED EFGH IJK LMNÑOP, QRST UVWXYZ ABCED EFGH IJK LMNÑOP, QRST UVWXYZ ABCED EFGH IJK LMNÑOP QRST UVWXYZ ABCED, EFGH IJK LMNÑOP QRST UVWXYZ EN EL MUNICIPIO DE ABCED EFGH, DEPARTAMENTO DEL CHOCÓ”. Demostremos que podemos, que hay con qué. ¡Que somos capaces! Ya lo he dicho, lo digo y lo diré, lamentablemente, «necesitamos la inversión privada que jalone la inversión pública, y lo público y comunitario tienen que respaldar, no ser talanqueras” ni piedras en el camino, porque como se dice en los PDM: “unión para progresar todos”. “Necesitamos un Plan de Desarrollo que vaya más allá de un periodo gubernamental. Un PDD que involucre una visión de desarrollo mínimo al 2040 o 2050. Que ahora sí contemple actividades y acciones realizables, “posibles, medibles, cinegéticas y monitoreables” a corto, mediano y largo plazo, para que se lo propongamos al Gobierno Nacional y sirva de ruta de trabajo”. Un PD que concuerde con los 100 años de vida departamental del Chocó (1947-2047) y que éstos y los próximos PDM (corto (2024-2027), mediano (2028-2031 y 2032-2035) y largo (2036-2039, 2040-2043 y 2044-2047) plazo) sean un “Plan de trabajo” que aporte al mismo de forma secuencial y progresiva.
La ruta es fortalecer lo privado y acabamos de ver algunos ejemplos simultáneos en Quibdó (concierto, maratón, Petronio, etc.). Entonces, podemos pensar en “corporaciones, centros, institutos”, etc., para el desarrollo del Chocó, pero mientras nosotros no cambiemos, no cambia nada. Recordar escritos de los “seis patrones culturales que los chocoanos deben cambiar para convertir las riquezas naturales y potencialidades en fortalezas reales de su departamento” que publicó la profesora Victoria Blanquised Rivera de la Universidad Luis Amigó, de Medellín: “1) La cultura de lo mínimo, 2) La cultura del despilfarro, 3) La cultura de la mentalidad cortoplacista, 4) Cultura basada en la incredulidad, 5) Cultura de la actitud negativa frente a la vida, y 6) Cultura del poco apego a nuestras potencialidades”. Por ello, tiene mucha verdad el libro del ingeniero Euripides Palacios, «El Chocó no tiene problemas, la cosmovisión de su gente es el problema«. Y desafortunadamente, lo que la gente dice, incluyendo a muchos profesionales jóvenes, “que esto no cambiará” y, por ende, “toca que aceptemos y hagamos parte del sistema, porque si no somos nosotros, otro lo hará”. Amanecerá y veremos en donde estaremos como sociedad, preocupación por nuestra emigración que ya anda robando en grupos de redes sociales. Saludos y muchas gracias!!!
