Benjamín Ferrer Ibáñez, nació en Quibdó un 5 de marzo de 1910, del matrimonio conformado por Prospero Ferrer Rengifo y Micaela Ibáñez Lozano, quienes procrearon en su orden a: Ana del Carmen, Florentina, Benjamín, Francia América y Prospero, éste último fue un reconocido abogado en Quibdó que se desempeñó como litigante, juez de la república y magistrado del Tribunal Superior.
Benjamín Ferrer Ibáñez, hizo estudios de primaria y parte de su bachillerato en Quibdó en el Colegio Carrasquilla y obtuvo su grado de bachiller en el Liceo Antioqueño de Medellín; y en la misma ciudad, adelantó estudios profesionales en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, donde obtuvo el título de Ingeniero Civil y de Minas, en 1935. Fueron sus compañeros de aulas los Chocoanos: César Arriaga Rentería (Intendente entre abril y octubre de 1937) y Ramón Mosquera Rivas (Gobernador de agoste de 1966 a septiembre de 1968)
El Dr. Benjamín Ferrer, de regreso a su tierra natal se desempeñó como profesional de la ingeniería, en la ejecución de las obras tendientes a la construcción del acueducto de Quibdó, cuyos estudios y planos estuvieron a cargo del ingeniero Luis Felipe Valencia, los cuales fueron elaborados en la ciudad de Bogotá en 1930; el análisis químico de las aguas del Río Cabí para alimentar el acueducto, estuvieron a cargo del médico, veterinario, científico y bacteriólogo Federico Lleras Acosta.
No obstante que los recursos para el acueducto, figuraban en el presupuesto del Ministerio de Salud, conforme a lo previsto en la Ley 34 de 1926, sólo en 1934 se giró la suma de Treinta mil pesos ($30.000) a los fondos de la Intendencia del Chocó, para los trabajos de la obra.
El Dr. Ferrer Ibáñez fue escogido por el Intendente Jorge Valencia Lozano, como ingeniero responsable de la construcción del acueducto y adelantar la gestión de adquirir en los Estados Unidos de América, las láminas o placas metálicas requeridas para armar el primer tanque elevado para el almacenamiento del agua y que aún subsiste. Vale anotar que dichas láminas fueron desembarcadas en Cartagena y por el Río Atrato traídas a Quibdó; el Dr. Ferrer Ibáñez también gestionó la adquisición de la tubería que desde el citado tanque conduciría el agua para alimentar las redes en toda la población de Quibdó, e igualmente para conjurar contingencias futuras, se instalaron varios hidrantes en algunos puntos de la ciudad, calculada para 10.000 habitantes con una proyección de eficacia a 25 años. El acueducto de Quibdó, fue inaugurado oficialmente en 1942.
Vale anotar que la tubería que conducía el agua desde el tanque de almacenamiento, a las redes de Quibdó, en el pasado, fue utilizada como vía alterna por los estudiantes de la Escuela Normal de Varones, para acortar distancia entre esa institución y el casco urbano de Quibdó.
De otra parte, es de destacar que bajo la dirección técnica de Benjamín Ferrer Ibáñez estuvo la instalación de una planta metalúrgica que el Ministerio de Minas prospectó para Quibdó, de la cual sólo se concretó lo relacionado con la fundición y ensayo, que más adelante estuvo a cargo del también ingeniero civil y de minas, Alonso Restrepo García Herreros.
Vale acotar, que con posterioridad a la construcción del acueducto de Quibdó, el Dr. Benjamín Ferrer Ibáñez, fue llamado a prestar sus servicios como Ingeniero Civil, en la construcción de la carretera Quibdó-Medellín, habida consideración al trabajo que presentó con su compañero de aulas Bernardo Naranjo, en la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Medellín, titulado “Plan Vial del Chocó”.
En su desempeño en la construcción de la carretera Quibdó-Medellín, el Dr. Benjamín construyó varios kilómetros de la vía y además los puentes de Tutunendo y el que cruza por la quebrada denominada Munguirrí, antes de llegar a la comunidad del Dieciocho, según fuentes de familiares cercanos del citado profesional.
Es pertinente anotar, que estando Dr. Benjamín Ferrer Ibáñez en 1947, trabajando en la vía Quibdó-Medellín, fue llamado por el ingeniero técnico jefe de Cementos Argos, Dr. Carlos Duque Salazar, para que se uniera a trabajar con esa compañía, puesto que era necesario aumentar los depósitos visibles en las canteras de explotación de la compañía, estimadas en 1.800.000 toneladas.
En efecto ante ese llamado el Dr. Ferrer Ibáñez, se vinculó a la compañía cementera y se convirtió en uno de los personajes notables de esa empresa, donde trabajó hasta 1978, como consta en el libro “De la Peña a las Alturas” editado por la compañía Cementos Argos al cumplir el cincuentenario de su fundación.
El Dr. Benjamín no sólo fue administrador de varios centros de explotación de las calizas, tales como en Cementos Caribe, Diamantes, Nare, Zabaleta y la Manada; sino que cuando había dificultades de rendimiento en la producción o de otra clase, era el Dr. Ferrer la alternativa para recuperar la confianza en la resolución de los problemas.
El manejo acucioso y por demás responsable de Ferrer Ibáñez en los estudios relativos a las exploraciones, condujeron al descubrimiento de la caliza de Río Claro; y se adelantaron acciones que garantizaron reservas de alta calidad, de fácil extracción hasta por un período de 50 años, tal como lo reseña el libro mencionado.
Es del caso resaltar que la larga vinculación del Dr. Benjamín con cementos Argos se interrumpió transitoriamente cuando el Presidente Alberto Lleras Camargo, en 1959 lo designó como Gobernador del Departamento del Chocó, para suceder al también Ingeniero Demetrio Valdés Ortiz, en el lapso comprendido entre el mes de agosto del citado año, hasta junio de 1960.
Como habrán advertido el Dr. Ferrer, siempre trabajó con obreros comprometidos con su labor, ya en la construcción del acueducto de Quibdó, en la vía Quibdó-Medellín y en las cementeras y nunca en oficinas; por ello no le fue sencillo acoplarse al estilo de trabajo de los empleados de la gobernación del Chocó, que se movían a un ritmo diferente para la ejecución de las labores encomendadas, lo cual desencantó de tal manera al Gobernador, lo que motivó que se marchara a Medellín en junio de 1960, dejando encargado del despacho a uno de sus secretarios, don Fausto Abuchar Salamandra, quien gozaba de alta estima en la comunidad por ser un hombre serio, probo en el manejo de la cosa pública, cuando se había desempeñado con lujo de detalles, entre otros cargos, como Secretario de Hacienda Departamental, Síndico de la Beneficencia del Chocó y Administrador de la Empresa La Confianza.
En el regreso del Dr. Benjamín a las cementeras, no sólo fue administrador de varios centros de explotación de las calizas, tales como en Cementos Caribe, Diamantes o Nare; sino que cuando había dificultades de rendimiento de la producción o de otra naturaleza, era el Dr. Ferrer la alternativa para recuperar la confianza en la resolución de los problemas.
El manejo acucioso y por demás responsable de Ferrer Ibáñez en los estudios relativos a las exploraciones, condujeron al descubrimiento de la caliza de Río Claro; y en tal virtud, se adelantaron acciones que garantizaron reservas de alta calidad, de fácil extracción hasta por un período de 50 años, estudios que fueron avalados por la casa inglesa Blue Circle y por el establecimiento técnico nacional Geominas.
Después de haber trabajado durante más de 30 años, para la cementera, el Dr. Ferrer Ibáñez se jubiló; sin embargo, la empresa siguió contando con sus servicios profesionales como asesor técnico durante 10 años; lapso en el que se le encomendó la exploración de los yacimientos calcáreos del Río Claro.
Benjamín Ferrer Ibáñez, contrajo matrimonio con Marina García Miller, de cuya unión nacieron en Quibdó: Marina, Zulma, Benjamín y Elvira. Éstos dos últimos para preservar el legado de su padre, también trabajaron para Cementos El Cairo.
El Dr. Ferrer Ibáñez, regresó a Quibdó por última vez en enero de 1981, con ocasión al fallecimiento de su hermana Carmen; en ese entonces y por ser amigo entrañable de su hermana y sus sobrinos, los hermanos Garcés Ferrer, tuve la grata oportunidad de conocerlo personalmente, de hablar con él, sobre generalidades del Chocó y mi impresión fue, que era una persona de agradable conversación y trato afable.
Falleció en Medellín, un 9 de octubre de 1984 a la edad de 74 años y a su sepelio además de familiares y allegados, asistieron los directivos de Cementos Argos Como también un número considerable de obreros portando el casco y el vestido de labor. Para rendirle homenaje póstumo al compañero y jefe de trabajo.
Quibdó 10 de septiembre de 2024