Requerimos una política pública nacional que involucre a todos los sectores de la sociedad; el conflicto interno armado no solo afecta o ha afectado a las zonas de la periferia, ¡nos afecta a todos!
Colombia reporta dos periodos de violencia homicida en incremento: el primero más visible entre 1948-1966 y el siguiente entre 1980-19932 y alcanza su punto máximo en 1991 con una tasa de 79 hechos por cada 100.000 habitantes. En la década de los 90, el homicidio constituyó una de las principales causas de muerte en América Latina. De hecho, se mantuvo siempre en los cinco primeros lugares. Algunos autores sugieren que este comportamiento se debe no sólo a la violencia política, la ocasionada por el narcotráfico y las redes criminales, sino también a la violencia familiar y al abuso infantil.
En este momento no es necesario, pero si importante hacer un análisis referente al comportamiento de la violencia como forma de manifestación de los “agentes de poder”; en los últimos 50 años, se realizó una división en tres periodos históricos fundamentales en Colombia. El primero comprende el Frente Nacional desde 1958 hasta 1974, un periodo que varios analistas califican como el momento que da origen, fortalece la formación y consolidación de los grupos de guerrilla en el país. En segundo lugar, el periodo comprendido entre el fin del Frente Nacional hasta la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente que culmina con la reforma de la Constitución Política de Colombia en 1991. un tercer periodo comprendido entre 1991 hasta el 2006, cuando existe un compromiso de responsabilidad compartida por parte del Gobierno Nacional y la Comunidad Internacional en la lucha contra el narcotráfico, el tráfico de armas, de personas y otros delitos transnacionales. Finalmente, me atrevería a hablar de un cuarto y último momento que son los acuerdos firmados con las guerrillas de las FARC en el año 2016 a los cuales el país les dijo NO, cuyo proceso de implementación le correspondió a una administración nueva y que gracias a la inexistencia de unas políticas claras de gobierno esto se convirtió en un sancocho.
La vida y el medio ambiente son los ejes fundamentales que siempre se han atacado; recuerdo que cuando tenía menor edad las personas mayores solían pregonar “los jóvenes son el futuro de Colombia” desconociendo el pasado, futuro y presente criminal que nos precede.
Hemos perdido cualquier tipo de tranquilidad y al igual que siempre, vivimos en un país cuya sangre no deja de derramarse y lo que a mi juicio genera gran inconformidad es que a la vuelta de la esquina nuestras preguntas continúan siendo las mismas de hace 50 años ¿quiénes eran?, ¿qué estaban haciendo? y a qué se dedicaban? Pareciera que la protección de la vida de quienes habitan lo que denominamos como país (Colombia) ameritara una explicación más allá de lo natural para que la misma se garantice de una manera efectiva y que podamos disfrutar de ella sin ningún tipo de restricciones eso sí salvaguardando la propia y respetando la de los demás.
A la vuelta de la esquina nos hemos convertido en una sociedad extremadamente selectiva, donde no lo solo ha bastado la clasificación sistemática a la que hemos sido sometidos, sino que ahora hay muertos que importan y otros que no. A la vuelta de la esquina las redes sociales se han convertido en un espacio para en-red- arnos y podemos observar las cómo posturas individualistas absorben voces colectivas, lo anterior recalcando que, los problemas que históricamente presentamos y que aún continúan presentes requieren soluciones que vayan más allá del mundo virtual.
En mis escritos busco plasmar un poco la realidad a la cual nos enfrentamos muchos colombianos en nuestro día a día; basta con mirar los cambios que han surgido en los diferentes municipios y Departamentos del país en los últimos 5 años para entender que a la vuelta de la esquina se nos han robado cualquier luz de esperanza y seguridad
La indiferencia hoy al igual que hace 50 años tiene un papel fundamental en la historia del conflicto interno armado del país solo que ahora se pueden compartir las noticias y manifestar tu descontento a través de las redes sociales, lo que me lleva a plantear el siguiente interrogante: ¿Cuantos más deben morir?
Sin lugar a dudas siempre hemos una atención especial que involucre a todos los sectores de la sociedad; el conflicto interno armado no solo afecta o ha afectado a las zonas de la periferia, ¡nos afecta a todos!!!
“Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”.
By Mandela.
Palabras claves; vida, violencia, conflicto.
Margareth Paz Valencia