UNA NUEVA ESPERANZA PARA Y POR EL CHOCÓ – Entonces, ¿” Y si somos tantos por qué estamos tan al cucho”? (C.Q.T.). Por: Yan Ramos

Después de un semestre de describir, resaltar y destacar las potencialidades y emprendimientos que nos pueden llevar a un valorable liderazgo empresarial a base del aprovechamiento de nuestros recursos y que consolidemos un negocio, que, entre otras, genere empleos y ayude a reducir los negativos índices de vida que tenemos; y que me ha permitido interactuar con mucho emprendedores, dirigentes y profesionales en general; me he convencido que sin duda alguna “El Chocó: Una fuente de oportunidades comerciales, a partir del conocimiento, valoración y manejo de su biodiversidad”, y que muchos, “aparentemente”, no queremos seguir viviendo la situación que actualmente vivimos (por los comentarios y propuestas en redes sociales y múltiples y diversas ideas, iniciativas, planes, diagnósticos, estudios, documentos, proyectos, etc.), pero no hacemos mucho, no queremos salir de nuestra realidad, de nuestra zona de “confort” algunos y de las inmensas dificultades que tienen la gran mayoría. Me hacen acordar de la situación del “liliputiense «Haw (Kof)»” en el libro “¿Quién se ha llevado mi queso? Una manera sorprendente de afrontar el cambio en el trabajo y en la vida privada” del escritor estadounidense Spencer Johnson y del “puzle de unir nueve puntos dibujando tan solo cuatro líneas, que están dispuestos en columnas de a tres, formando un cuadrado con la única restricción es no levantar el lápiz al momento de conectarlos” y que nos invita a “romper los esquemas, salirnos de la cuadricula y a no encasillarnos en lo mismo que durante muchos años no nos ha dado buenos resultados (o al menos no a todos)”. Dicen en la solución de este acertijo “tendemos a crear un cerco imaginario alrededor, limitando las posibilidades de descifrarlo. Este es un recordatorio de que somos capaces de hacer lo aparentemente imposible si tan solo olvidamos aquello que creemos saber, o si pensamos de otra forma”.
A lo que muchos coinciden y hablan de que, por nuestros propios intereses, personales y comunitarios, no se ha logrado ese anhelado liderazgo empresarial. Resumiendo todo a nuestra “mentalidad” (entendida aquí también como una actitud, como factor fundamental y preponderante para cambiar el comportamiento de los individuos chocoanos (Comportamiento: Actitud + Aptitud + Mentalidad del individuo chocoano). Lo anterior, tiene que ver mucho con los “seis patrones culturales (de lo mínimo, del despilfarro, de la mentalidad cortoplacista, la incredulidad, la actitud negativa frente a la vida y del poco apego a nuestras potencialidades) que los chocoanos deben cambiar para convertir las riquezas naturales y potencialidades en fortalezas reales de su departamento” que publicó la profesora Victoria Blanquised Rivera de la Universidad Luis Amigó, de Medellín. Nos olvidamos que vivimos una grave crisis institucional, social, económica y política, por la que el departamento del Chocó hoy es considerado como una “carga estatal y un fracaso como entidad autónoma e independiente”, siendo cada día amenazada su continuidad como ente autónomo e independiente en la actual década. Pero que, “crisis” en japonés es “oportunidad”. Oportunidad para aprovechar nuestras fortalezas y mitigar nuestras debilidades y amenazas. La ventaja es que “después de caer al suelo, más para bajo no vamos”; por ende, se requiere de un visionario, un líder que, como el “Ave Fénix”, nos lleve para arriba, “hasta el infinito” como dicen los muchachos hoy en día. Visionarios como Thomas Harris «Jefe» MacDonald en los Estados Unidos o Don Juan Antonio Mon y Velarde Pardo y Cienfuegos en el vecino, querido y deseado departamento de Antioquia. Porque a veces es muy desalentador y se siente que aquí todo lo que se plantea es imposible de hacer: “los huecos de minería son muy profundos y tienen mercurio; no se puede aprovechar el bosque, no se puede cortar la madera; los suelos son pobres y no se puede hacer cultivos de grandes extensiones, proyectos productivos no dan; que no se haga cría a gran escala, no se puede guardar peces para todo el año; no se puede recuperar la lotería, la fábrica, el barco Doris Gil de la gobernación; que la humedad, la temperatura; imposible contar con empresas, no hay servicios públicos energía, internet acueducto; la gente es muy agresiva, violenta, no da, no marcha; hay inseguridad, corrupción; etc., etc.” ¿Qué se puede hacer aquí por Dios? No somos competitivos. Me recuerda esto de tres temas musicales: el primero, el poema de Hansel Camacho en la canción “Lamento Chocoano” de la Orquesta Guayacán: “¿De qué nos sirve tener riquezas minerales, costas en los dos mares, tantos ríos y caudales y tantos valores, si nunca han redundado en beneficio del pueblo? ¡Chocó algún día tendrás alguien que te quiera, que luche por tu pueblo, combata tus problemas y tú serás grande para el mundo entero!”. El segundo, “Compromiso” del Grupo Sereno: “Ya no es tiempo de seguir con la apatía, de seguir ostentando una falsa riqueza natural, de seguir creyendo que somos menos. Ahora es tiempo de luchar para ganar. Que no te roben, que no expriman, que no hieran tu orgullo de valiente, que no azoten más tu dignidad; que ya es hora de vivir decentemente, por tus hijos, por tus nietos, por todos tus dolientes. Atender esta causa con amor. Que más tarde no te tilden de cobarde porque al pueblo no le distes el corazón, ¡Cómo te quiero mi Chocó!”. Y el último, la adaptación de la frase de L. C. Galán en la canción “El Guerrero” de Yuri Buenaventura: “estamos cambiando la conciencia del pueblo chocoano como se necesita y se requiere para progresar en verdad, para adquirir dignidad, para adquirir plena conciencia de sus derechos, para no ser un departamento marginal, secundario, para que no le vuelva a dar vergüenza a ningún chocoano al decir que es de esta región».
Las anteriores letras, que nos dicen la verdad, nos deben poner no sólo a reflexionar, sino a actuar de una vez. No es posible que hoy en día somos una región con casi el 60% del personal capacitado en todas las áreas del conocimiento (hasta ingenieros aeroespaciales tenemos). Somos profesionales o tenemos algún tipo de estudio superior (técnico, tecnólogo, pregrado, especialización, maestría, doctorado o curso especializado, etc.) en temas como el desarrollo (rural, sostenible, territorial, comunitario, etc.), planificación, gestión y mil etcéteras. Por ejemplo, en consultas rápidas me informan de la Universidad de Manizales que chocoanos graduados en la Maestría en Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente somos más de 38; en la Maestría en Gobierno y Políticas Públicas de Manos visible (EAFIT) son como 60; en la reciente cohorte de graduados en la Maestría en Gerencia y Práctica del Desarrollo con la Universidad de Los Andes fueron unos quince chocoanos; los egresados de posgrados (especializaciones, maestrías y doctorados) de la UTCH también son considerables; y así puedo seguir en “cientos” de estudios de todos los niveles, y entonces, ¿qué ha pasado, qué hemos hecho, cuál es nuestro aporte o sólo estudiamos por ego, exigencias e intereses personales? Con tantos desarrollistas y planificadores, y, sobre todo, con cerca de 1.887 “líderes” inscritos para las próximas elecciones (1.626 concejales, 142 alcaldes, 111 asamblea y 8 a gobernación), según la “LISTA DEFINITIVA DE CANDIDATOS INSCRITOS PARA LAS ELECCIONES TERRITORIALES 2023” de la Registraduría Nacional, y sus lemas comunes de campañas (“cambio, desarrollo, progreso, unidad, producción, riqueza, esperanza, decisión, conexión, compromiso, amor”, etc.). Y si a estos inscritos le sumamos los miembros de las estructuras de campaña, ¿cuántos somos entonces, que queremos el desarrollo del Chocó? Tenemos que hacer algo por el Chocó, la región nos necesita; por lo que, en los siguientes escritos, como una estrategia a mediano plazo que es denominado “#PorqueLaAventuraApenasComienza” analizaré sus propuestas para el desarrollo sostenible de los candidatos a la gobernación. Aunque lo cierto si es, y como mucha gente lo manifiesta “que el problema se ataca desde adentro, nada se hace hablando solamente desde afuera”; por lo que felicito, valoro y resalto la fortaleza y valentía de aspirar de nuevas personas, especialmente los jóvenes profesionales. Nos quedamos solo hablando y nada que aportamos. Sin embargo, cuando alguien diferente se atreve, lo descalificamos, los despellejamos, sin conocerlo tan siquiera.

Por eso en el título de este escrito pregunto, tomando una frase de ChocQuibTown: ¿”Y si somos tantos por qué estamos tan al cucho”? ¿Por qué estamos en un cirulo vicioso, donde no sabemos si “los dirigentes son así porque la gente es así o la gente es así porque los dirigentes son así”? Requiriéndose, ahora sí, más que nunca, la consolidación, producción, transformación y comercialización de nuestros productos ambientales. Por eso he dicho que “urge el aprovechamiento, que se abarque toda la cadena y que toda la comunidad se mueva y sienta que vive en torno a él”, bajo la premisa personal que «necesitamos la inversión privada que jalone y multiplique la inversión pública». Para que nuestros gobernantes no sean unos simples “ejecutores de presupuesto hasta dejar la olla raspada”, sino que sean gestores e incorporen nuevos recursos, tener un superávit como otros lugares. Por ello, he propuesto que:
Se seleccionen unos sitios y hagamos unos “Pilotos de Trabajo” o “Zonas Comunes de Trabajo”: Atrateños (Quibdó, El Carmen de Atrato, Medio, Atrato, Río Quito), Futuro Chocó (Acandi, Unguía, Riosucio, Bojayá, Carmen del Darién, Belén de Bajirá), Diralcun (Atrato, Lloró, Cértegui, Unión Panamericana), Basán (Medio Baudó, Bajo Baudó, Istmina, Condoto, Medio San Juan, Rio Iró,Tadó), Nosán (Nóvita, San José del Palmar) Vía al Mar (Juradó, Bahía Solano, Nuquí, Cantón de San Pablo, Alto Baudó) y Sisán (Sipí, Litoral del San Juan). Dentro de estas zonas, he planteado la necesidad de una “intervención fuerte”, a estilo de Petro en La Guajira, para las comunidades negras en Diralcun, a las comunidades indígenas en Basán y para los mestizos en La Mansa (El Carmen de Atrato). Sobre DIRALCUN he dicho que para mí es la mejor zona del departamento y la convierten en un polo de innegable desarrollo como centro intersubregional de la producción, la transformación y la comercialización por su estratégica, infraestructura vial (carretera Quibdó-Pereira, Quibdó-Cartago, Quibdó-Pizarro y vía al mar) y sus potencialidades socioculturales, ambientales y agrícolas. entre otros, similares. Y en ella, aparte de La Y (por su magnífica ubicación y crecimiento), destaco los alrededores del Km 19 de la vía Quibdó – Yuto, que se ha convertido en una zona de gran proyección y expansión científico-tecnológica-industrial-agroambiental-turística, sede de diferentes instituciones de orden nacional y regional, al igual que organizaciones no gubernamentales y privadas.

Seleccionar varios emprendimientos, que ya vienen siendo fuertemente trabajados y, podríamos decir, que están a un “pelito” de convertirse o consolidarse en empresas para que aporten a lo antes mencionado: Vigua, RíoChips deshidratados Ananas, Pasteles Doña Ana; la Cúrcuma y la “popochoharina”, Tour de Ríos, la madera (experiencias de aprovechamiento legal y Planta de Transformación del Mueble y la Madera que ya se cuenta con lo más duro: tener equipos y herramientas de alta tecnología como pocos en Latinoamérica)y el agua (existen algunas empresas) en el Atrato; en la Costa Pacífica la pesca marina y comercialización de mariscos; en el San Juan los metales preciosos (oro, platino, cobre, etc.), y el ñame, la yuca, chontaduro y la piscicultura; en el Baudó el arroz (Arroz Baudó) y el plátano; en el Darién el plátano, banano, cacao, arroz (y el ganado y sus derivados); en el Carmen de Atrato el café, aguacate Hass, y frutales y hortalizas de climas templados; San José del Palmar con plátanos, chontaduros y piscicultura). Y otras decenas de iniciativas que cada día veo (y muchas otras que desconozco) que se ofrecen en diferentes medios.
Generar un “Parque Empresarial Agroambiental, Industrial y Ecoturístico del Chocó – PAICH” o “zona franca con diferentes Clúster”, como una estrategia de unidad, economía, desarrollo, seguridad, etc. del Chocó”. Para ello, sugiero que se busque un espacio amplio en Diralcun (km 18 de vía Quibdó-Yuto) para juntar en un solo espacio, cada quién bien definido, los emprendimientos (secciones gastronomía, agroindustrial, residuos sólidos, bebidas, Chips, agua, turismo, etc.) que están avanzados a empresas y que el ente gubernamental se encargue de “facilitar” los medios para fortalecer este tema, servir como codeudor, intermediario, etc. (no subsidiar ni asistencialismo). Se definan los aspectos más necesarios para fortalecer como capacitaciones sobre liderazgo y visión empresarial; acceso a infraestructura, equipos, maquinarias y herramientas; empaque, producción, adecuación de espacio, ampliar planta, más empleados, reglamentación, nuevos mercados (nacionales e internacionales), etc.
Entonces, sabemos y queremos el qué, el dónde, el cómo y con quiénes actuamos, pero nos falta el cuándo. El cuándo comenzamos a priorizar los procesos, fortalecer el funcionamiento de empresas y evaluar el impacto empresarial en el Desarrollo Local Endógeno (D.L.E.) en todas las subregiones. Por ello, es vital que todos aunemos esfuerzos y pongamos las ganas y energías necesarias. Para concluir, el experto territorial Wilber Castillo, realizó una rápida consulta en el ChatGPT de la Inteligencia Artificial, y los resultados indican que “el departamento del Chocó es una región con una rica biodiversidad y recursos naturales, pero también ha enfrentado históricamente desafíos socioeconómicos y ambientales. Por lo que el desarrollo sostenible se puede abordar desde varias perspectivas, incluyendo la conservación ambiental, la inclusión social y económica, y el fortalecimiento de las instituciones locales. Algunas acciones clave para lograr un desarrollo sostenible en el departamento del Chocó pueden incluir: promover prácticas agrícolas y forestales sostenibles, promoción del turismo, mejora de la infraestructura, fomento de la inversión privada, fortalecimiento de la educación y la lucha contra la minería ilegal. Cualquier consulta debe ir direccionada a cómo generar desarrollo humano y que involucre la colaboración de del gobierno, la sociedad civil, las empresas privadas y las comunidades locales”.