
Coherentemente con las frases «El chocoano no pudo haber nacido para vivir en condiciones inhumanas» y «Es meneer que ya merezcamos otra suerte», que el mes pasado Over Córdoba Rentería publicó en El Espectador y que tiene mucha actualidad con los sucesos que padece el Chocó; y con la premisa que no nos queda más camino que Re-pensarnos, Re-dirigirnos, Re-plantearnos, Re-estructurarnos y Re-comportarnos, y sobre todo, aprovechar nuestras potencialidades naturales que la vida nos puso para nuestra disposición, y una de ellas es el recurso hídrico. Por eso, hoy quiero destacar ese importante recurso natural, como fuente de liderazgo empresarial, del desarrollo sostenible y de la nueva esperanza socioeconómica y política de la región. Para lo anterior, y por la «época seca y ola de calor» que tenemos actualmente, no debemos olvidarnos que somos una región de alta pluviosidad (como lo vimos en la noche del pasado sábado), que ha hecho que seamos afortunados y tengamos uno de los elementos más (a)preciado en la vida de todos los seres vivos y por ende del planeta: el agua. Ya lo dicen los registros de muchos años de estudio como los de Poveda y colaboradores, del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM) y los de la Estación Meteorológica de la UTCH, entre muchos otros. Por ejemplo, consultas que hice en años anteriores al IDEAM me permitió conocer que entre 1967-2016, para las estaciones pluviométricas de Tutunendo, El Caraño y Tagachí, se presentaron registros totales de 438.777, 320.793 y 268.469 mm, respectivamente. Lo que me lleva a hacer un paréntesis y me permite contar una graciosa anécdota sobre este tema, pues cuando cursaba la asignatura de Hidrocimatología en el programa de Biología de la UTCh, nos dejaron un trabajo grupal de medir la precipitación quibdoseña durante más de tres meses; aspecto que fiel a mi responsabilidad asumí y que los frecuentes, constantes e intensos aguaceros que caen a cualquier hora del día demandaron una constante y permanente disposición para la obtención de los registros. Pero, en un descuido inducido de muchos de mis compañeros de clases, me plagiaron los datos y fueron ampliamente distribuidos entre casi todo el salón. Situación que me confesaron años después en los reencuentros organizados. ¡Qué más da, reír!

Volviendo al tema central, esa alta pluviosidad permite que tengamos grandes afluentes (Atrato, San Juan y Baudó) y muchos ríos menores, lo que hace que de una u otra forma esta gran riqueza hídrica influya en nuestra idiosincrasia y por ende en nuestros patrones de ser, de actuar y de vivir. Por ello, investigadores como Mariana Vélez y colaboradores publicaron el «Glosario de lenguas nativas colombianas y africanismos» y en él, comentan que «Do significa rio y ha sido incluido para nombrar lugares del territorio como Vaudó, Quibdó, Chigorodó, Apartadó, Murindó, entre otros, y se sigue utilizando en nuestra cultura». Por ello, me di a la tarea de buscar un poco más de información acerca de este tema, de los nombres que muchos ríos y lugares (municipios, corregimientos, veredas, caseríos, etc.) del Chocó llevan en su terminación el vocablo Dó (do)), originarios de nuestra cultura indígena. Pero lamentablemente es poco lo disponible. Son pocos los documentos que aglutinan los nombres de pueblos con este vocablo. Por eso decidí aportar nueva información y busqué varios, lo que sin querer (queriendo) me fue emocionando y llevando a tratar de buscar más y más. La lista que armé de manera rápida, que de seguro está incompleta, incluyen a Amparradó, Apartadó, Bagadó, Baudó, Beriguadó, Bicordó, Chigorodó, Chintadó, Coredó, Cuajandó, Cuchadó, Curbaradó, Curundó, Docampadó, Docordó, Domingodó, Dotenedó, Engrivadó, Fugiadó, Geandó, Gitradó, Guapandó, Guarandó, Ibordó, Jiguamiandó, Juradó, Mojaudó, Motoldó, Mumbaradó, Munguidó, Murindó, Nucidó, Opogodó, Paimadó, Partadó, Pavarandó, Potedó, Profundó, Quibdó, Samurindó, Sanandó, Tadó, Truandó, Tumutumbudó, Tundó, Turriquitadó, Urudó, Virudó y Winandó. También están Boraudo, Tanando, Tordo y Tutunendo, que no llevan la tilde, pero terminan con el vocablo Do. Pero, desafortunadamente y como lo han destacado muchas personas, es paradójico (como muchas de nuestras cosas) que «región del agua, no tiene agua” y que, para el Cuerpo de Bomberos de Quibdó, al acudir a apagar los incendios, «el mayor problema que tenemos es la falta de agua, la falta de hidrantes con agua». Lo que el profesor universitario Alex Mauricio Jiménez asombrado se pregunta: “¿No hay agua en la zona donde más llueve?” Por lo que también llama la atención es la durabilidad y sostenibilidad de los procesos que iniciamos y que se esfuman así, entre ellos, “El Agua UTCH, marca empresarial que logró entrar al mercado con registro de Cámara de comercio, INVIMA y, para ese entonces, una moderna planta para la producción de 600 botellas por hora y bolsas plásticas en presentaciones de 220, 230, 250, 300, 500, 5000 y 6000 mililitros”.
Porque basado en los títulos de las publicaciones de los portales elpulzo.com («9 marcas que demuestran que vender agua es un negociazo en Colombia»), larepublica.co («Cristal, Brisa y Manantial, las marcas que dominan el mercado del agua en botella») y vangurdia.com («Venta de agua en botella mueve US$10.237 millones»), este elemento es fundamental en el liderazgo empresarial del país y con gran potencial en nuestra región. Afirmando el primero que «entre el 2012-2016 unos 1,2 billones de pesos se vendieron en Colombia en los últimos 5 años por agua embotellada», el segundo dice que “la categoría de aguas registra un incremento exponencial en sus ventas ligado a la ola de calor y a la innovación tanto en envases como en oferta de productos… lo que hace que se consolide como el gran jalonador de la industria» y el tercero concluye que esa es «una cifra mucho más alta que el PIB de naciones como Haití». Por eso, y con las palabras de Rosendo Valoyes (“La independencia fortalece la democracia!»), y continuando con mi línea de destacar nuestras potencialidades para el liderazgo empresarial (el agua como fuente de negocios privados), hoy quiero plantear algunas opciones de aprovechamiento que podemos implementar y resaltar algunas empresas que intentan avanzar en este propósito, muchas nativas (que más adelante describo de acuerdo a lo informado por el experto regional Wilber Castillo) que compiten con ofertas de foráneos residentes (Fresh, H2O, 1A) y multinacionales (Brisa, Manantial, OMI, Cristal, Cielo, Acqua, Oasis, Zalva, H2OH!, etc.) con mayor consolidación y envergadura:
ParqueDó: Puede ser una idea de negocios innovadora en el departamento, aprovechando un potencial hídrico que tenemos. Es necesario un espacio de aprovechamiento acuático para la recreación a través de diferentes atracciones como piscinas con cascada, toboganes, río de emociones, piscina de olas, piscina de botes chocones, piscina y parque acuático infantil, tarzanera kayaks, jacuzzi y demás atracciones como el Parque del Agua en Medellín o de La Caña en Cali, entre muchos otros que existen el país, con menos agua que nosotros. ¿Se imaginan? Uhhfff, revoluciona esta “vaina” y se genera un «machetico» para los dueños.

Cotización en Wall Street: Por ejemplo, “ya el agua es cotizada en la bolsa de Wall Street en Nueva York”. Y a mi parecer, esto no debe darnos miedo, sino verlo como una nueva oportunidad que la vida nos da. Que esos fuertes, constantes y torrenciales aguaceros que tenemos, y generan una alta precipitación, humedad y grandes inundaciones a nuestros pueblos, puedan darnos una ayuda socioeconómica, como una especie de retribución. Muchos expertos opinan que el “agua debe entrar al mercado como el petróleo, que el mundo se beneficiará al ponerle un precio, en lugar de entregarla gratis”. Agregan que “No hay un producto más central para la actividad humana que el que representa el 60 por ciento de nuestros cuerpos. Entonces, ¿por qué el agua no es un elemento fijo de los mercados financieros como lo son el oro, el crudo, el cobre y la soja? Algunos inversionistas piensan que debería ser así. CME Group Inc. está pensando en la misma línea, lanzando contratos de futuros vinculados al mercado del agua de US$ 1.100 millones de California. Es tentador creer que tal medida podría convertir al H2O en un producto tan importante para los mercados financieros como el petróleo, el metal y los productos agrícolas”. ¿Se imaginan cómo nos iría allí? ¿Qué dicen los profesionales expertos del tema?
Emprendimientos locales:

hay empresas chocoanas como Refrescos el Litoral Ltda. en Cabí (“agua potable tratada con calidad superior en presentaciones de 200, 300 y 6.000 ml y agua para hielo”), Agualí, Empacadora en La Paz y Agua Lluvia Unión Temporal del Chocó (“estrategia de poner en práctica los conocimientos académicos adquiridos en tanto tiempo de estudio de la hidrología y la meteorología de la región”) (Quibdó); Envasadora y distribuidora de Agua Natural Colibrí S.A.S. (Condoto); y Agua Potable Tratada La Fortaleza (Tadó). En charla sostenida con Osmar Murillo Quintero, representante de esta última empresa, manifiesta que “si bien es Ingeniero Ambiental y tiene varios posgrados, en el Chocó hay que fortalecer la formación académica, pues la misma muchas veces va dirigida únicamente a laborar y no a emprender, a liderar empresas. No generamos proyectos que aprovechen lo que tenemos en el territorio y beneficie directamente a nuestras comunidades. Razón por la cual, decidí en el 2017 iniciar con este emprendimiento, pionero en el departamento y con gran competencia foránea. En la empresa a la fecha somos cinco empleados directos, principalmente mujeres cabeza de hogar, y que estamos comprometidos con la calidad, con competir con buen servicio y garantizar la salud. Personalmente me ha tocado “romper paradigmas”, pues me tocó salir a manejar proveedores, a manejar clientes, algunos muy desafiantes porque no les parecía verlo a uno como en esas labores. Pero la actividad genera unos dividendos y unas utilidades. Por lo que insisto, en que nuestra gente entienda que el hecho de estar académicamente formado, no es garantía a la real problemática que tenemos en el departamento. En la región debemos convertirnos en emprendedores, dejar de lado los escritorios, las oficinas, porque no es el camino más expedito para resolver la cantidad de desafíos sociales que tenemos. La gente nos ve en principio como extraño, pero ya eso lo hemos logrado superar. En este momento estamos centrados en mejorar en calidad, en presentación y en atención al cliente”.
Entonces, nuevamente, observamos que hay intenciones de aprovechar nuestro gran potencial, pero nos falta algo. Tenemos la materia prima, tenemos la formación académica y muchas veces tenemos la infraestructura, como en la UTCh… pero no avanzamos, no concretamos el negocio. Nos falta una empresa consolidada que genere empleo y reduzcan nuestras crecientes necesidades, entre ellas, el vernos obligado a acompañar eventos que no queremos, pero «lo urgente no deja tiempo para lo importante»; para lo cual, también es necesario que todos consumamos los productos locales, que apoyemos estas iniciativas; para que no haya necesidad de escuchar que la maestra del Centro de Desarrollo Infantil (CDI) le diga a los niños es que «nosotros no sabemos cuidar el agua, no la valoramos y la desperdiciamos».
