UNA NUEVA ESPERANZA PARA Y POR EL CHOCÓ – Las bebidas tradicionales como estrategia de liderazgo empresarial Por: Yan Ramos

Como se ha venido mencionando, el Chocó posee inmensas riquezas naturales para la consolidación de empresas que, a base de su aprovechamiento, se consolide un negocio, que, entre otras, genere empleos y ayude a reducir los negativos índices que tenemos de desempleo, corrupción, robos, inseguridad, prostitución, etc. Que en todos los eslabones de la cadena de producción-transformación-comercialización haya muchas personas que aporten y por ende sean bien remuneradas y que, por fin, la gente del Chocó se mueve y siente que vive en torno a un producto y que de verdad vale la pena su conservación y producción.
Entre dichos productos, sin duda alguna está el borojó. Que de acuerdo con información publicada en periódico El Tiempo hace más de dos décadas, “se estimaba que aquí había unas 1.500 hectáreas de borojó cultivadas por campesinos minifundistas. Por ello y para evitar que el 90 por ciento de la producción de borojó se perdiera, a inicios del 2000, varios profesionales de la región decidieron fundar una empresa privada, llamada Compañía Industrial del Pacífico (Cidelpa) para producir 5.000 néctares diarios de borojó, biotinto y 3.000 botellas (1.200 cajas) del denominado “Vino Darién”. Se logró vender más de 200 cajas en el Valle, Antioquia y Santander, generar unos 22 empleos directos entre producción, mercadeo y administración, y amplia proyección de ventas a otros departamentos y en el exterior en países como Canadá, Estados Unidos y España, y diversificar con productos extraídos de la piña, el carambolo, el marañón, una mezcla entre noni y borojó, plátano hartón y frutos del mar”. Sin embargo, continúa El Tiempo, “la falta de estrategias acabó con los buenos precios y apareció la sobreoferta de la fruta que, por falta de infraestructura, dejó campesinos endeudados y quebrados”. La venta fue decreciendo por varias razones administrativas, técnicas y logísticas; como por ejemplo, los resultados del convenio Gobernación-Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural en 2003 plantean que “uno de los inconvenientes presentados fue la sedimentación de los sólidos disueltos en la botellas almacenadas después de varios meses, por lo que se contrató a un enólogo (persona responsable de todos los procesos de producción del vino, especialmente del trabajo en la bodega), para que asesorara a la Empresa CIDELPA para mejoramiento de sus procesos productivos, con el agravante que por esta situación una alta producción no fue aceptada por varios almacenes de Bogotá, que ya habían pactado la compra”. A lo anterior se suman las reflexiones del profesor de la UTCH, Luis Alfredo Giraldo Álvarez, quien fue socio-fundador de la empresa: “las condiciones de servicios públicos como el agua potable, la compra de las botellas, la situación de las vías para el transporte al Chocó y el almacenamiento, entre otros aspectos, hacen que se incrementen considerablemente los costos de producción y se creen muchas limitaciones financieras”, lo que no permite que seamos competitivos y por ende generemos empresas que fortalezcan el desarrollo y el crecimiento económico del departamento”. Esta situación se suma a lo que referencian en otros informes que “influye, también, lo humano, nuestra forma de ser, no nos articulamos, no nos asociamos, no respetamos los conceptos de otros expertos y resulten choques profesionales, abusamos de la confianza de los otros, dejamos en líos a los otros, etc.”. Por ello, remata el profesor Luis Alfredo diciendo que “nos toca seguir siendo artesanales y para nuestro mercado local, porque para otros mercados nacionales e internacionales no nos da, no cumplimos los estándares exigidos y así es muy difícil que lleguen inversiones foráneas”.
Y con esto, se volvió a esfumar el anhelo de los chocoanos de contar con una empresa consolidada, “propia”, que aproveche nuestro potencial natural y que aporte al desarrollo sostenible de la región, como en otrora lo hicieron (¿?) las fábricas de velas, prefabricados, azúcar, licores, gaseosas, hielos, muebles, tinturas, perfumes y de muchos más productos que se han intentado implementar aquí. Recordar aquellas épocas de amplia “prosperidad económica”, que son resumidas por el profesor Carlos Arturo Caicedo Licona: “me aterroriza que este pueblo vaya a perecer… sin que a nadie le importe…Cada chocoano que nace desarrolla un juicio recortado por el estrecho marco aldeano en que se desenvuelve y termina pensando que aquí no ha pasado nada, que nuestra sociedad ha sido siempre así… pero ya el Chocó vivió su apertura económica. Este pueblo estuvo comerciando protagónicamente en el río y el mar. Este pueblo ya fue internacionalista». Aunque la mayoría fueron de extranjeros, creo (¿?) que fue muy importante su presencia en la región. Por lo que es triste y a la ves interesante conocer acerca de sus experiencias positivas y negativas, ventajas y desventajas, lo bueno y lo malo, sus levantadas y caídas; como con la del Vino de Borojó, Licores del Chocó, Lotería del Chocó, E.P.Q., H.S.F.A.Q.-E.S.E., Hotel Citará y un resto, para que copiemos lo bueno y nunca más repitamos sus errores. Por ello recomiendo que se lean el artículo “Sirio-libaneses en el Chocó, cien años de presencia económica y cultural” publicado por Luis Fernando González Escobar en el Vol. 34, Núm. 44 (1997) del Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República; y después el trabajo de grado, como historiadora de la Universidad del Rosario, de Brenda Yanila Mena Abadía titulado “Discursos sobre un Chocó olvidado: representaciones sobre raza y región en la prensa chocoana en la primera mitad del siglo XX”.
Por ello y bajo mi premisa que «necesitamos la inversión privada que jalone la inversión pública» como la más clara opción de avance que tenemos, porque desde lo público, así se quisiera, por más “ganas” que tengan los gobernantes no lo van a lograr por las escasas oportunidades que hay y más con las estrategias “politiqueras” que tenemos. Por eso, como un ejemplo, hoy quiero insistir en la necesidad de consolidar algunos emprendimientos que existen y que se basan en la producción-transformación-comercialización para el aprovechamiento sostenible de productos naturales que generan nuestras bebidas tradicionales, denominadas “Viche”. Y que, a diferencia del Vino de Borojó, hoy en día, creo (¿?) cuentan con más apoyo y reconocimiento como la Ley 2158 de 2021 “por medio de la cual se reconoce, impulsa y protege el Viche/Biche, y sus derivados como bebidas ancestrales, artesanales, tradicionales y como patrimonio colectivo de las comunidades negras, afrocolombianas de la costa del Pacífico colombiano, e impulsar el aprovechamiento cultural y económico de su producción por parte de estas comunidades. Así como impulsar la implementación del Plan Especial de Salvaguardia del Paisaje Cultural Vichero/Bichero y los saberes y tradiciones asociadas al Viche/Biche corno Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación”. Por lo que veo que en la actualidad existen varias iniciativas como Vigua, Don Pana, Canao, Viche Experiencia y creo que muchas más. Por eso me pregunto, ¿si no han pensado en fortalecer el negocio y “asociarse” en una sola empresa productora de bebidas tradicionales? O como muchas cosas nuestras, ¿no funcionará? De todas maneras, a continuación, haré un breve resumen (información obtenida en la internet) de algunas (emprendimientos inscritos en la ventanilla/tienda de negocios verdes de Codechocó), como una forma de motivación y ánimo a seguir adelante y que puedan consolidarse más, aprovechando las diferentes opciones personales e institucionales que existen hoy, entre ellas, los diferentes proyectos productivos, que ojalá dejen solamente de fomentar la producción (que se necesita desde luego), sino que generen realmente la puesta en marcha de empresas (“producción-transformación-logística-distribución-consumo”), como lo plantea el “Proyecto de Innovación Empresarial” de la UTCH: “…aportar un grano de oro en el fortalecimiento de sus procesos de innovación… y elaboración de sus modelos mínimos viables de innovación”:

*Vigua, bebida natural (tradicional): es una Bebida natural 100%, ancestral y artesanal para compartir, con la que pretendemos unir a las familias y amigos inicialmente de la región Pacífico y del país. Está elaborada a base de conocimientos y experiencias ancestrales cuyos ingredientes principales son la caña de azúcar, el anís, jengibre y canela. VIGUA Bebida natural ha sido útil para la población ya que a medida que pasa el tiempo los clientes han compartido diferentes testimonios con respecto a beneficios a su salud que han obtenido con el consumo continuo del producto. Testimonios como: propiedades afrodisiacas, favorecimiento de la fertilidad, regulación del ciclo menstrual y alivio de cólicos, eliminación de quistes en ovarios, disminución progresiva de la eyaculación precoz y alivio del estreñimiento, entre otros. Razón por la que cada vez más se ha ido conociendo el producto VIGUA Bebida natural, lo que hemos convertido en nuestro factor diferencial o valor agregado, pero sin dejar de lado que es una bebida para compartir y tomar en cualquier momento y por cualquier persona, mientras nos divertimos o compartimos con amigos y/o familiares.
*Canao x delicias del Atrato: es producido en Boca de Amé usando viche puro, mezclado y aromatizado con hierbas y especias típicas del Chocó. Es un destilado herbal y aromático en boca, y caliente en garganta. Se puede consumir puro, con hielo o usarse para coctelería.
*Don Pana, la balsámica que activa el espíritu y libera el alma: es una balsámica ancestral. Es el espíritu de la pasión, y una bebida afrodisíaca a base de extractos de plantas medicinales curativas, y de viche. Es Premio Codechocó-Econobio 2019, en el marco del plan estratégico de los negocios verdes del país, en la modalidad de las mejores prácticas empresariales sostenibles.
La Viche Experiencia: es una invitación a que construyas momentos inolvidables contigo y con otros seres alrededor del VICHE, destilado artesanal ancestral del Pacífico Colombiano, elaborado a partir de caña de azúcar. Tendrás un viaje sensorial con cada trago, te encontrarás con historias de resistencia que se han gestado en la comunidad afrocolombiana desde tiempos inmemorables, especialmente, historias de mujeres salvaguardas del conocimiento tradicional.
Por eso insisto en cambiar nuestra idiosincrasia, centrarnos en lo importante, jalar todos para un mismo lado y fin. Como me dijo un amigo hace poco: ¿te imaginas como seríamos con una empresa, que nada más, genere unos 500 empleos aquí? Aunque también debemos poner más de nuestra disposición al trabajo porque muchos “empleadores” se quejan que “somos perezosos, nos gusta la vida fácil, no queremos trabajar, no cumplimos los horarios y las funciones, abandonamos los trabajos por nada”. Y no solo esperar las convocatorias institucionales y las “asistencias” del Gobierno Nacional, sino aventurarnos en negocios particulares.

Todo esto es fantástico, pero estoy cansado de decir que: ningun asentamiento humano ha logrado avances significativos sin un mínimo de infraestructura (no las cantidades de vías que poseen las regiones que quieren ver miserable al Chocó), pero es apenas lógico saber que el saneamiento básico, vías terciarias, secundarias y nacionales, son el complemento a todo emprendimiento social.
Lastima que algunos individuos «pensantes » de la etnia negra, estén cayendo en la trampa de los mismos que han discriminado por siglos nuestra región, haciéndoles creer que » ninguna obra de infraestructura es compatible con la preservación ambiental»; A ESTO LE LLAMO YO… ¡LEGALIZACIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN!.