PUNTO APARTE. ARRANCÓ RAMPACHO

POR: CARLOS M. CASTILLO AYALA
04 de Septiembre 2022
No, no leyó mal, no me equivoque, nuestras fiestas han entrado en una decadencia total, hoy parecen una fiestecita de barrio, solo hace falta que alguien proponga retirar el apocope de nuestro amado santo, para remplazarlo por uno que haga apología al nombre del actual presidente de la fundación, estoy seguro que los presidentes de barrio, gustosos apoyarían ese cambio.
En 2005; mediante la ley 993 se dio la primera declaratoria como patrimonio nacional de nuestras fiestas; el 20 de Septiembre de 2011, la ministra de cultura lee en la catedral de Quibdó la resolución 1895 que las incluye en la lista nacional de patrimonio y reconoce el plan de salvaguarda de las fiestas, con esta inclusión finalmente el 5 de Diciembre de 2011 en Paris, la Unesco reconoce nuestras fiestas como patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad.
La actual fundación fiestas franciscanas fue creada en la presidencia de Wladimiro Garcés, al retiro de esté, asumió Gentil Ayala como presidente, para culminar el periodo estatutario que había quedado vacante; Nuestro amigo Ramón Cuesta fue elegido en 2006 como el tercer presidente de la recién creada fundación fiestas franciscanas, es decir, lleva 16 años en el manejo de las fiestas, demasiado tiempo, sobre todo si se tiene en cuenta que por la poca gestión administrativa, desde hace más de 8 años se viene intentando un cambio de mando que las oxigené, que entren mentes nuevas con ideas renovadores y propuestas que respondan a los necesarios cambios que han de introducirse para que las fiestas tomen la dimensión que debieron alcanzar cuando la Unesco las acogió; muchos creímos que era el momento para que se constituyeran en un evento de ciudad, que mostrara la cara amable de nuestra amada Quibdó (su gente y cultura), además de fortalecer nuestra fe, que se convirtieran en un referente social para la humanidad y sirvieran como dinamizador de la economía local, pero todo fue un sueño pasajero, llevamos 11 años perdidos; la monotonía, el desorden, la falta de innovación, el escaso liderazgo de quienes hoy las conducen, se apoderaron de ellas ante la vista impávida del movimiento Franciscano, que ha demostrado que, o no existe, o quedo marginado y es intrascendente en el rol de salvaguarda de las mismas.
Si el común de la gente reconoce que Ramón Cuesta con su desacertado manejo y falta de gestión acabo con las fiestas, que lo hace reelegirse casi que unánimemente cuando se presagia su cambio?. Aquí entramos en un tema espinoso, en primer lugar hay que decir que la actual junta vive salpicada por escándalos de corrupción que han sido denunciados por algunos ciudadanos, escándalos como el manejo irregular de más de 1.000 millones de pesos, para los actos de cierre de los malogrados juegos nacionales del 2015, en donde hubo denuncias por que estos dineros supuestamente no ingresaron a las cuentas de la fundación y no hubo rendición de cuentas de esté gasto, denuncias por perdidas de las joyas del santo, denuncias por que no se hace un juicioso informe del manejo de los dineros entre otros escándalos; mientras tanto y como de costumbre, la justicia mira para otro lado y hoy estas denuncias duermen el sueño eterno, ni siquiera se escucha una apertura preliminar de investigación. Cada que hay una elección se le escucha decir al actual presidente que aspira a ser reelegido y que ese sería su último periodo (llevo 3 elecciones escuchando este cuento Chino), se arman candidaturas de oposición, algunos presidentes manifiestan su inconformidad, pero finalmente Ramón se hace reelegir, presuntamente y según se comenta, comprando los votos de los presidentes de barrio, frustrando de esta manera la ilusión de ver resurgir nuestras queridas fiestas, esta vez se escucha que los presidentes le volvieron a comer cuento a la carreta de: ¨está es mi última reelección¨, por esta causa los presidentes de barrio se constituyen en culpables directos de esta debacle, por no tener el valor y dignidad de organizarse y presentar una opción diferente, que rescate las fiestas; para mí los otros responsables son los estatutos, amañados para permitir todos estos desaciertos, nuevamente la debilidad del movimiento y los presidentes barriales, han sido inferiores a avocar la necesaria revisión de los mismos, está ha sido otra promesa incumplida de Ramón.
Los estatutos de la fundación fueron redactados maquiavélicamente, para cerrarle espacios a unos y permitir que otros se atornillen en el cargo, es urgente reformarlos, principalmente:
El artículo 13, según el cual los presidentes tienen que ser nacidos en Quibdó.
El artículo 17, que otorga voz, pero no voto al alcalde de Quibdó, (supuestamente para evitar que la política se tome las fiestas), al párroco, a un miembro de la fraternidad franciscana, entre otros actores.
El articulo 22 y subsiguientes, sobre la conformación del consejo directivo.
El artículo 27 que establece un periodo presidencial de 4 años, con reelección infinita.
En fin, es necesario hacer una revisión profunda de los estatutos de manera que se blinden las fiestas, pero que garanticen que no caigan en manejos abusivos y perniciosos, si usted le da una rápida lectura a los estatutos, observara que hay una flagrante violación a los mismos; el actual periodo estatutario se vence en 2024, será que tendremos que esperar 2 años más para recuperar nuestras queridas fiestas?, Ramón debe entender el daño que le hace a las fiestas y voluntariamente permitir nuevos liderazgos, de corazón lo invito a que en un acto de grandeza, permita que otros lleguen a conducir las fiestas, en una transición en donde la reforma de estatutos sea el principal cambio; En varias ocasiones y en diferentes años le he expresado a Ramón la necesidad de oxigenar la junta, siempre promete que se ira, pero es pura paja, maneja a su antojo a los presidentes y finalmente termina reelegido; en 2020 habíamos persuadido a la ministra para que fuera garante de una asamblea en donde escuchara sin prevenciones al pueblo y a la junta, todo estaba listo, pero la pandemia le tiro un salvavidas a Ramón, no fue posible esa asamblea; se dice que las fiestas son del pueblo y como tal una asamblea popular pudiera proponer un cambio, esto hay que explorarlo con responsabilidad; pero hay que intentar algo para rescatar las fiestas.
Como última opción hay que generar una crisis para ver si el atractivo es el manejo de los recursos como presuntamente lo dicen algunos, habría que solicitarle a patrocinadores, ministerio de cultura y demás que condicionen sus aportes a una remoción de la actual junta y revisión de estatutos.
Es claro que por la tradición, por la importancia de las fiestas, estas deben ser manejadas con criterios empresariales de gerencia comercial entre otros y eso no sucederá con la actual junta, que se conforma con las limosnas que recibe y por eso nuestras queridas fiestas seguirán siendo unas fiestecitas barriales o las fiestas de RAMPACHO.
P.D: para lograr el equilibrio de este artículo, le envié un cuestionario a ramón, para conocer su opinión, pero no lo respondió.