Las Luchas del Pueblo Afrocolombiano y su devenir político. Por: Jhoannes Rivas Mosquera

John Lennon “Es fácil vivir con los ojos cerrados, interpretando mal todo lo que se ve”
Tras la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, que se convirtió en un reto y desafío político para el pueblo afrocolombiano, porque no estábamos organizados de forma sólida y consistente en términos político/organizativo, para estar a la altura que nos demandaba la ocasión, dado a que para estos lustros, apenas estaba emergiendo o dándose la eclosión de forma incipiente de lo que después pasaría a llamarse Movimiento Social Afrocolombiano. Este hecho histórico, terminó desafiando a la Gente Negra en Colombia, no sólo por el hecho de imponerle la obligatoriedad de organizarse, en procura de defender la posesión que históricamente venían realizando de los territorios ancestrales, sino que además implicaba crear una agenda política como muestra de acción colectiva de todo un pueblo unido, para entrar a dejar inserto su plan de aspiración en el naciente contrato social que se construyese al fragor de las discusiones de dicha Asamblea Nacional Constituyente.
El panorama antes señalado, requería para dársele un cambio de paradigma, de salirle al paso a la multi-diversa dispersión organizativa, todo lo cual hizo que al interior de las organizaciones gremiales, juveniles, populares, campesinas, culturales, que no se articulaban entre sí, convocaran en la ciudad de Santa Fe de Bogotá de manera conjunta, el Primer Encuentro Nacional Pre-constituyente, como mecanismo de presión para que el gobierno llevara a un feliz término dicha convocatoria.
Este encuentro, se convirtió en una chispa o efecto dominó, para motivar a que se agenciara de forma subsiguiente tres (3) encuentros, los cuales tendrían como propósito impulsar la participación de los negros en la Asamblea Nacional Constituyente, dentro de los cuales podemos mencionar: 1) El Primer Encuentro Nacional de Comunidades Negras realizado en el ciudad de Quibdó, en este no se llegó a ningún acuerdo, sobre el ¿qué hacer?. Es de destacar, que este encuentro fue liderado por Eulides Blandón (Kunta Kinte) y Carlos Ramos, todos desaparecidos a manos del Estado Colombiano; 2) El Segundo Encuentro realizado en la Ciudad de Santiago de Cali, arrojando como resultado la creación de la Coordinadora Nacional de Comunidades Negras. En este encuentro, sí se logró definir cómo se iba participar en el proceso electoral Pre-constituyente; 3) El Tercer Encuentro, se llevó a cabo en la ciudad de Buenaventura, en el cual se definió el cómo quedaba constituida la plancha, quedando incluido en ella, las siguientes personas: Carlos Rosero de Buenaventura y Mercedes Moya del Chocó.
Estas exigencias que le generaban una carga histórica al pueblo afrocolombiano, para participar de manera decidida en el Asamblea Nacional Constituyente, lo llevó a activar la imaginación creadora, mediante ejercicios de exigencias de derechos, resistencia y artesanía social y, de lucha de masas cohesionadora, tomándose en el Departamento del Chocó, la Catedral San Francisco de Asís, el Instituto Colombiano de Reforma Agraria –INCORA-, la Alcaldía de Quibdó y, la Embajada de Haití en Santa Fe de Bogotá, así como la activación en todo el país del Telegrama Negro, el cual consistió en exigir el reconocimiento del pueblo negro como grupo étnico. A la Asamblea Nacional Constituyente, llegaron aproximadamente 1.117 telegramas, entre los meses de marzo y mayo de 1991, con este mismo propósito.
Este ejercicio de resistencia, ayudó a que se construyera nuestro Plan de Aspiración, el cual se convirtió en nuestra carta de navegación, porque nos legó una constitución étnica contentiva de los siguientes derechos, a saber: 1) Derecho a la Titulación/Propiedad Colectiva (Artículo Transitorio 55 de la C.P.N. – artículo 4 al 18 de la Ley 70 de 1993); 2) Derecho a la Diversidad Étnica y Cultural de la Nación (Artículo 7 y 8 de la C.P.N.); 3) Derecho Jurídico y Político a la Gente Negra (Ley 70 de 1993, artículo 1 inc. 1); 4) Derecho al Uso de la Tierra y Protección de los Recursos Naturales y del Ambiente (Artículo 19 al 25 de la Ley 70 de 1993); 5) Derecho a la Recursos Mineros (Artículo 26 al 31 de la Ley 70 de 1993); 6) Derecho a la Protección y Desarrollo de los Derechos y de la Identidad Cultural ( Artículo 32 al 46 de la Ley 70 de 1993) y; 7) Derecho a la Planeación y Fomento del Desarrollo Económico y Social (Artículo 47 al 59 de la Ley 70 de 1993).
Después de tantos años de lucha social que nos ha costado en el marco del conflicto armado, político, económico y social, innumerables vidas humanas, quienes con su sudor y fuerza de trabajo, ayudaron a esculpir en el ideario colectivo, la construcción de nación a través de la historia del negro en Colombia, lo cual motivó a conquistar mediante el escalamiento de la lucha social, el poder político electoral en cabeza de la hermana y cimarrona mayora Francia Márquez Mina, como fórmula vicepresidencial del reciente presidente electo por las bases populares de Colombia Gustavo Petro Urrego.
Tras esta proeza política, hemos observado la desmovilización desesperada del movimiento social afrocolombiano hacia la ciudad de Bogotá, en búsqueda de no sólo participar en las diferentes comisiones de empalme, sino con la apetencia desmedida de burocracia, situación ésta que ha descuidado el poder popular construido en la periferia nacional en el pasado estallido social del 28 de Abril de 2021, que terminó dándonos la victoria electoral el pasado 19 de Junio de 2022.
El pulso político que adquirió el movimiento social afrocolombiano en cabeza de Francia Márquez Mina, el pasado 19 de Junio de 2022, terminó desdeñado; por un lado, cuando el Pacto Histórico utiliza como iconografía, imagología y arquetipo de líder de los afrocolombianos a Luis Gilberto Murillo Urrutia, designándosele como Embajador de Colombia en los Estados Unidos, dado a que él nunca ha luchado por la superación de las condiciones de marginalidad y exclusión de los Nadies en este país y; por otro lado, cuando desaprovechamos convocar el Segundo Congreso Nacional Autónomo del Pueblo Negro, Afrocolombiano, Raizal y Palenquero, en aras de establecer nuestro plan de aspiración a defender en el Plan Nacional de Desarrollo, porque si no avanzamos en esta apuesta política, hemos matado el tigre, pero le hemos tenido miedo al cuero y, estaremos destinados a perder políticamente con cara y con sello.
Por: Jhoannes Rivas Mosquera, Abogado Humanista y Cimarrón Epistemológico,Master en Ciencia Política y Liderazgo Democrático,Docente Investigador de Derecho Étnico de la Universidad Claretiana,Miembro Activo del Centro de Investigaciones Etnobiológicas –CHINANGO,Correo Electrónico: geminijhoan25@hotmail.com
Hermano de la LUCHA GRANDE E INCANSABLES por el Bienestar Colectivo Integral de los pueblos hermanos. Usted es un sabio. La historia es innegable, ella es la testigo indiscutible y dara la razón.