“QUIBDÓ, REALIDAD Y UTOPIA REALIZABLE”Por: Juan Velasco Mosquera .

Visión del Quibdó que queremos, por parte de la Fundación Beteguma, expuesta en la audiencia pública del P.O.T, realizada en el mes de agosto de 2002, en el Concejo Municipal.
EN MOMENTOS EN QUE LA CAPITAL CHOCOANA PARECE NO TENER RUMBO,COBRA VIGENCIA LA PROPUESTA PRESENTADA HACE DOS DECADAS POR EL POETA JUAN B VELASCO A NOMBRE DE LA SOCIEDAD CIVIL. HOY EN DIA QUIBDÓ NO TIENE POT.
El ejercicio de pensar Quibdó , requiere hacernos tres preguntas esenciales:
¿De dónde venimos?, ¿Quiénes somos?, ¿Qué queremos?. Encontrar las respuestas a estas preguntas nos permitirán planificar el presente y el futuro de la ciudad. Decir simplemente que Quibdó debe ser sencillamente “una ciudad prestadora de servicios” , como la define el P.O.T. y el proyecto de plan de usos del suelo, es una definición llana que denota facilísmo y falta de compromiso, peor aún, falta de sentido de pertenencia cultural, total alejamiento con nuestro entorno y nuestra identidad como pueblo.
Otras ciudades tienen una vocación precisa, reconocidas en sus P.O.T. propias de su tradición histórica, cultural o comercial, a tono con sus riquezas naturales y privilegios geográficos y la condición, afán y aptitud de sus
habitantes; por ejemplo Cartagena que es una ciudad histórica y cultural. Medellín que es industrial y símbolo de un pueblo y su pensamiento, etc, en las cuales toda la planeación y formación de ciudad se encamina en estos sentidos.
Dar respuesta a ¿Qué es Quibdó? y qué debe ser, no requiere mayor esfuerzo, la misma ciudad está nombrando su vocación y nos está diciendo hacia donde deben dirigirse los esfuerzos en su planeación actual y futura. Pero parece que sus autoridades, sus pensadores y planificadores, sus dirigentes políticos y algunos de sus habitantes se resisten, y en muchos casos se oponen, a escuchar la voz de la ciudad que clama por que la dejen ser, y maltratando este sentir, no miran hacia ella y su entorno, antes por el contrario, tratan de introducirle planes y programas de miradas externas y foráneas totalmente ajenas a ella, que le repudian.
Ser conscientes de que Quibdó es la capital de un departamento singular llamado Chocó, centro vital de su cultura, corazón y cerebro del mismo requiere mirar hacia adentro del Chocó y a partir de allí modelar una visión. Se requiere además conciencia y conocimiento de su devenir histórico; de su situación geográfica; de su entorno natural y de la explotación que hacen sus moradores del mismo; de su comercio; de sus riquezas y de sus transformaciones artesanales e industriales; de las etnias que lo habitan y sus costumbres culturales; del privilegio de su biodiversidad; de sus ríos y vías naturales o artificiales de comunicación; de su riqueza hídrica y de su sensibilidad en un mundo falto de estos recursos ; de las características y vocación de sus suelos; de su clima, y en fin, de todo lo que afirma su individualidad y lo distingue de otros núcleos urbanos y rurales casi especializándolo; todo lo cual será en síntesis lo que nos afirmará la ciudad que nos correspondió habitar y lo que esta quiere de nosotros para perpetuarla y concretar una visión futura de la misma.
Últimamente se ha propuesto un eslogan para Quibdó “Centro Mundial de la Biodiversidad” . los que esto sugieren no están del todo alejado de la realidad, pero no se hace nada, o muy poco, para que este sello sea definitivo; por ejemplo, la planeación y sus propósitos no se enrutan para concretar esta connatural realidad de la ciudad. Asumir esta postura y compromiso, requiere darle un vuelco a nuestros propósitos como colectividad, reconocer una verdad irrefutable y desechar todo lo que atente contra ella.
Quibdó una “ciudad prestadora de servicios”, si, pero de servicios encajados e inmersos en una sola propuesta común , en un solo vector: la ecología, el entorno cultural, la pertenencia, el presente y el futuro de todos como una sola amalgama, en la búsqueda de un sueño y un anheló común : la felicidad, que es en últimas el postulado más alto de todos los seres humanos, y que los Quibdoseños y los Chocoanos no podemos negarnos.
Entonces todos debemos girar en torno a esta vocación de la ciudad y de esta visión colectiva , que debe inspirar el quehacer de sus habitantes; las obras de infraestructura que se propongan y se requieran; las industria que se establezcan en ella y su comercio; sus ofertas turísticas; sus servicios sanitarios y energéticos; sus vías de comunicación presentes y futuras; la utilización de su suelo y la explotación racional de sus recursos; los planes culturales, educativos y de salud, etc.; todo aunado y transversado por lo cultural, por la filosofía, cosmovisión y modo de vida de nuestras etnias, por el respeto de nuestro entorno; por aclimatar la paz y la convivencia; por la formación de la ciudadanía; todo lo anterior sostenido sobre bases sólidas de políticas de desarrollo sustentable; de empleo y ocupación de sus habitantes
con base en la transformación de nuestros recursos que conlleven el valor agregado de nuestro pensamiento y creatividad; de políticas claras confiables y atractivas para la inversión pública y privada, pero rígidas y protectoras de nuestras filosofías y marcos culturales y por último, de políticas de salud y bienestar, de recreación y gocé espiritual que al final serán los que nos traerán la calidad de vida que deseamos.