
Antier (miércoles), según registran varios medios digitales regionales, inclusive en el WhatsApp, el más común de las redes sociales, tomó posesión ante la Notaria Segunda del Circulo de Quibdó como Alcalde ad hoc para el tema revocatorio del Alcalde de la ciudad, Martín Sánchez Valencia, la Ministra de Cultura de Padre Tadoseño Angélica Mayolo Obregón, para mí, el hecho más importante de este proceso y que para buen entendedor, es algo así como la orden de partida para que los interesados inicien la recolección de las firmas para sacar del Palacio Municipal al actual mandatario de los quibdoseños.
Cuando a principios del año 2021 -primer trimestre-, se inició el proceso de revocatoria del mandato, con la creación e inscripción ante la Registraduría Municipal del Estado Civil del Comité Prorevocatoria, se vinieron lanza en ristre contra el suscrito nuestros malquerientes políticos, por el simple hecho de estar en la oposición y haber afirmado en algunos de mis artículos por este mismo medio, no ser promotor de este ejercicio de control político, pero que, con mucho gusto estamparía mi firma en el respectivo formulario llegado el momento para ello. Sostenían los corifeos del régimen que, quienes habíamos manifestado nuestra inconformidad con la gestión de Martín, éramos unos resentidos, que actuábamos de esa manera por resentimiento, envidia, y porque habíamos perdido en las elecciones para Alcaldía y para Gobernación, que dejáramos trabajar al alcalde, porque con lo transcurrido de su gestión y con la «Peste China» en pleno crecimiento, era muy difícil calificar su desempeño. Esta situación de la Pandemia enfrió todo el proceso y llevó a la Registraduría Nacional del Estado Civil a suspenderlo hasta tanto el Ministerio no expusiera normas de bioseguridad y el gobierno nacional nombrara alcaldes Ad hoc para la vigilancia y cumplimiento de dichos protocolos, situación que efectivamente se dio en el día de ayer, después de muchas peticiones, incluidas acciones tutelares por parte del Comité de la Revocatoria contra el mismo Gobierno Nacional.
Al día de hoy, no se trata solamente de la inconformidad de los rivales políticos de Martín Sánchez, los mismos a quienes este derrotó en unas elecciones por cierto llenas de dudas por distintos motivos, inclusive de sindicaciones por la supuesta utilización de softwares y hasta de tratos o pactos con la delincuencia para alterar los resultados electorales, se trata también de la reacción de toda una sociedad como la quibdoseña, sumida en el caos, el terror, el miedo, ante la falta de una política pública efectiva de seguridad y convivencia ciudadana que detenga la ola de violencia, amenazas, atracos, robos, extorsiones y asesinatos que la azota, y que en lo corrido del año, ya suman 109, la cifra más alta del país por cada 100.000 habitantes, la mayoría de ellos jóvenes menores de 18 años, según comentaba en su reciente columna la cientista social Heydi Sánchez Wattson, como también el perseverante en estos temas y Veedor Ciudadano Darwin Lozano, quien además afirma que: «hace falta datos de otros Municipios (Barrios)».
Una ciudad con los más altos índices de pobreza multidimensional, monetaria y campeona en desempleo, y cuya fórmula para mejorar estos registros, expuesta recientemente en la radio por el «empinado» de Martin, es traer empresarios a Quibdó para que inviertan y generen empleo. Pero Martín, ¿en que van a invertir que les genere utilidades o rentabilidad?, ¿o quien va a invertir acá, en los tiempos de guerra que vivimos los quibdoseños?
La realidad no se puede esconder, y es lo que desde ayer tiene a los habitantes de Quibdó movilizándose para conseguir el formulario para firmarlo y decirle chao a Martín, pues las obras que se están ejecutando son unos mochitos de pavimento: Carrera 4ª. entre calles 29 y 30, inaugurado, calle 25 entre 4ª. Y 5ª. en ejecución. Las Américas-La Esmeralda, contratada con recursos de regalías por la Gobernación del Chocó, que según cuentan, viene de la época del «Bagre», -proyecto formulado por el equipo de obras de «Símbolo»-, y la obra apenas en sus inicios del Aeroparque, que por su contratación produjo roces entre Martín e Isaías.
En resumen, esto sumado a los múltiples desaciertos, salidas en falso (no atina una), parece que no le funciona la asesoría de imagen, porque en sus salidas en público pareciese que tuviera pánico escénico, no coordina, en fin no sabe hablar, y hacen de él una persona que no estaba preparada para semejante cargo; tanto que, además la soberbia y la terquedad, hicieron que hasta las mayorías las perdiera en el Concejo Municipal, y hasta le negaran un permiso para salir al exterior, cosa que no se había visto jamás, que a un alcalde le negaran el permiso para ir a celebrar su cumpleaños con mujer e hijos a Costa Rica, aprovechando una invitación que le hicieran a un evento afro. Pero le dio la vuelta al Concejo y buscó que el Gobernador le diera el permiso para salir, y allá lo vieron los quibdoseños modelando, cuando sus dirigidos se debaten entre atracos, extorsiones, robos, amenazas y homicidios.
Así pues que, para los quibdoseños desesperados, sin esperanza alguna, la copa se les rebozó, así Martín y sus escuderos tengan como última tabla de salvación, lo que pueda hacer un magistrado para echar por tierra la revocatoria, con una acción a todas luces improcedente, que fue a parar a Bogotá cuando advertimos que había un Juez que la andaba cagando por plata.
Ahora señores y señoras, salvo respetables criterios de los amigos del alcalde, que los tiene, pues por algo llegó: «El único camino es la revocatoria, o si no, hay que preguntarle al que nos está matando, ¿cuántas muertes más necesitamos?».
PDTA: En Argentina castigaron en las recientes elecciones, a su presidente Alberto Fernández por una fiesta que realizó en “Los Olivos», la casa presidencial, cuando el pueblo sufría por la Pandemia. ¿Será que a Martín lo castigarán los quibdoseños con la revocatoria, por haberse ido a Costa Rica a celebrar su cumpleaños, y sin permiso de los concejales, cuando el pueblo se debate en la peor crisis de violencia en toda su historia?.
Atentamente,
Odín Sánchez Montes de Oca