Los dueños del río Cabí

Reseña histórica del poblamiento de la Subcuenca realizada en el proyecto de Formulación del Plan de Manejo Ambiental Participativo de la Cuenca Hidrográfica del Río Cabí-Fundación Beteguma 2006..
La Subcuenca hidrográfica del Río Cabí ha sido tradicionalmente poblada por comunidades negras, dedicadas a la actividad minera. Ya a mediados del siglo XVIII figuraba Cabí, entre los ríos que eran explotados por los españoles junto al río Andágueda, el Murrí, el Tanando y el Quito, en la provincia del Citará. Sin embargo, a pesar de la tradición minera, igualmente fue de vocación agrícola, sirviendo de abastecedora de productos alimenticios para la población minera de otras Subcuencas como las de Neguá, Quito e incluso el mercado de Quibdó.
Los asentamientos humanos allí establecidos, son en su mayoría de raza negra descendientes de esclavos traídos del África, que desde la época de la colonia fueron radicados en la región con el objeto de explotar el oro. Por lo anterior, la población ha tenido como base fundamental de subsistencia la minería artesanal o en pequeña escala, alternada con prácticas agrícolas.

Un cronista anónimo en 1877 describe así el poblamiento de la Provincia de Citará y el curso del Río Atrato “(9) A corta distancia y al norte desagua en Atrato el Río Cabí, en el y cerca de la boca, está una casa del indio Capitán del pueblo de Quibdó Don Joseph Beteguma, y en este sitio tiene pastando unas reces vacunas suyas.
A la misma mano derecha subiéndolo, a pequeño trecho hay cuatro casas, una pos de otra, de negros libres, que se ejercitan en trabajar minas, y dos de Don Francisco y Dona Tomasa Alarcón con mineros. A su frente (10) en distintas quebradas trabajan los negros esclavos de los dichos. Son cortas cuadrillas.(11) Siguiendo el mismo lado derecho la casa de los herederos de Manuel Pino Minero, y a una vuelta río mas arriba, y banda sala la quebrada de Purré, en ella trabajan los negros del citado Pino en mina, son pocos.
En este Río Cabí tiene ranchería Don Juan Valois Minero en la quebrada de Pacurita (2) que laborea, y en el propio Cabí bastante alto esta el real de minas (refiriéndose a Guadalupe) y la Capilla (13). Esta cuadrilla es crecida. Tiene ganado vacuno el citado Minero en este río, y de su Boca al último real, hay un día de navegación “.

Cuatro corregimientos constituyen la población de la Subcuenca del Río Cabí: Pacurita, San Martín de Purré, San José de Purré y Guadalupe. Asentamientos que se inician con el establecimiento de entables mineros a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.
En medio de un aguacero torrencial y el estrupicio de las gotas de lluvia sobre las renegridas tejas de zinc, Don Eladio Córdoba, un descendiente de los fundadores del pueblo llamado San José de Purré, relata la historia de poblamiento del lugar.
«Yo tengo la escritura de este río la que dejó Tomasa la que compró este río. Tomasa Córdoba fue la que compró este río y se lo dejó a sus familiares de ella. Porque este río se compone de una sola familia se puede decir. Y Tomasa, los hijos y las hijas de Tomasa ya fueron teniendo hijos y fueron cogiendo mujer Moreno, Pino, Perea, y se fueron formando las familias. Pero Tomasa Córdoba fue la que compró este río y dejó la escritura».
Copias de estas escrituras reposan en manos de Don Eladio, y han pasado de generación en generación como testimonio escrito, de la posesión legítima de las tierras, que hoy forman parte de la Subcuenca hidrográfica del Río Cabí. Estas escrituras son la prueba fehaciente de la historia del poblamiento de las comunidades afrochocoanas.
Del interior de un escaparate, arañado ya por el paso del tiempo, Don Eladio sustrajo un pequeño bulto de bolsas plásticas que puso a nuestra disposición. Luego de retirar varias envolturas, un papel amarillento con sello notarial surgió ante nosotros y lo que sucedió fue la lectura del pasado afirmado de puño y letra, de un escribano del siglo XIX y también, una copia de esta misma escritura, protocolizada ante notario público (Gregorio García) en la ciudad de Quibdó el 20 de diciembre de 1920.
Según estas escrituras, que datan del 13 de abril de 1807, Marco y Tomasa de Córdoba compraron al señor Ignacio José Vélez las dos quebradas nombradas Purré y Aguaclara por la suma de 100 pesos castellanos. En efecto, el 13 de abril de 1807 mediante acto notarial se certifica que Don Ignacio Vélez «hace venta y perfecta enajenación para siempre jamás de una quebrada llamada Purré y de otra llamada Aguaclara», existiendo en la primera un título minero. Ignacio Vélez había obtenido la propiedad de este territorio tras la muerte de Don Francisco Antonio Gutiérrez.
Así, ya para el siglo XVIII, encontramos los primeros indicios de poblamiento afrochocoano y mestizo en las orillas del Purré. El sistema de poblamiento en esta época y hasta la primera mitad del siglo XX, se caracteriza por ser una estructura dispersa en donde la noción de asentamiento humano como se nos presenta en la actualidad comienza apenas a conformarse, en los sectores rurales de la entonces Provincia del Citará. Regados por las quebradas afluentes del Purré, los primeros habitantes afrochocoanos trabajan en minería y sistemas agrícolas de subsistencia.

Este sistema de poblamiento disperso se caracteriza también por una apropiación familiar del espacio en donde predomina el tronco de los Córdoba, herederos de Tomasa. Durante el siglo XIX este esquema de poblamiento se mantiene, sin embargo, el Tronco Familiar de los Córdoba está en cierta forma dividido entre los hijos y herederos de Tomasa.

Se destaca entonces lo que se conoce como el tronco de las Alejandras que habitaban la zona de la Quebrada Aguaclara, y los Tomasas que habitaban la parte alta del Río Purré. Para el año de 1927 se funda el caserío de San José de Purré. Don Eladio recuerda que él tenía aproximadamente unos 8 años de edad cuando eso.
«El uno vivía allí, el otro vivía allí y así regados por este río. Entonces fue cuando decidieron, bueno, vamos a hacer un caserío. Y así fue que miraron este lugar y lo vieron bueno y dijeron, hagámoslo aquí. Y ahí cada quién fue haciendo su casa. A los que vivían más lejos se les llamó la atención para que se vinieran y formaran el caserío».
Posteriormente fue fundado el caserío de San Martín de Purré, en la parte baja del Río que Tomasa otrora comprara. Obedeciendo en principio, a la división del tronco familiar original, a orillas de la quebrada Aguaclara, se funda el pueblo o caserío de San Martín. Dos ramas de una extensa familia, dos Santos, dos pueblos, dos mundos de esta espesa manigua que cubre al departamento del Chocó.
Por otro lado, Don Eladio, nos cuenta cómo también él hizo parte de los fundadores del Alto Cabí, es decir, la zona que corresponde a la población de Guadalupe a mediados de este siglo. Diremos en resumidas cuentas, que el proceso de asentamiento afrocitareño en la Subcuenca del Cabí toma forma de acuerdo a la dinámica siguiente:
En Primer lugar una dispersión poblacional a lo largo de las orillas de diferentes quebradas, involucrada en una economía mixta entre las actividades extractivas (minería y corte de maderas) y la economía agrícola de subsistencia. En una segunda fase de poblamiento, encontramos a principios y mediados de este siglo, una suerte de nucleación de la población en torno a ciertos espacios y miembros fundadores, orientados por la unión y expansión de los diferentes troncos familiares locales, que como consecuencia, tuvo la formación de las poblaciones de San José y San Martín de Purré sobre la margen del Purré por un lado, y por otro, de Guadalupe y Pacurita en las partes alta y baja respectivamente, del Río Cabí.
Así entonces, se consolida el periodo de las fundaciones, ya entrado el segundo cuarto del siglo XX, en la Subcuenca del Cabí. Este proceso implica para los caseríos o fundaciones, establecer una serie de relaciones nuevas con su entorno social, político, económico, cultural y ambiental. El desarrollo de estas relaciones, da forma a la historia actual de la región, y esta es motivo del análisis siguiente: Los dueños del río entendidos como los pobladores afrocitareños asentados en la Subcuenca del Cabí, han interactuado en la evolución de sus procesos de poblamiento, con otros actores regionales, dando lugar a una variabilidad de procesos socio – ambientales que merecen una aproximación desde el punto de vista de la sociología de las comunidades en cuestión.
Reseña histórica de Pacurita[1]. Durante la charla sostenida con los maestros de la Escuela Rural Mixta de Pacurita algunos de ellos compartieron anécdotas y conocimientos acerca de la Fundación:

LINCOLN PALACIOS: Es que yo creo que el pueblo de Pacurita es relativamente nuevo, porque según las informaciones el pueblo de Pacurita es de 1930; lo fundaron arriba con unas casonas que tenían allá y luego posteriormente lo ubicaron aquí porque este era el sitio más adecuado, cerca del río.
MARÍA DEL CARMEN RENTERÍA: Lincoln, tocaría averiguar si lo ubicaron acá o fue que el río se llevó parte del pueblo.
LINCOLN: O sea por el sitio, la comodidad del sitio porque era un sitio clave. En las casas que tenían, en las dos o tres casas allá arriba únicamente las utilizaban para la cuestión de la minería, o sea, ahí se reunían las personas que iban a trabajar la minería de lunes a viernes, era una casota para recibir a todo el mundo y entonces posteriormente se trasladaban acá y empiezan a construir la escuela, ya entonces empiezan a buscar un sitio para hacer la iglesia; la primera iglesia en la casa del señor Lino Cuesta, ahí se ubicó la iglesia, luego la montaron acá porque yo me acuerdo, allí estaba en cemento; claro, el kiosco en donde está la caseta aquí en medio. En cemento y luego la desbarataron. Los pueblos siempre buscan un sitio amplio; por naturaleza el sitio de la iglesia es un sitio para reunirse, o sea que en la casa de Ciprián Gamboa, yo no sé si ya les contaron, el de al lado de Severino Córdoba fueron los fundadores de Pacurita; esa era una casa grandota en madera, parecida a la que nosotros llamamos la barcaza, grandota de barbacoa y su actividad era el lavado con lo que se llama la batea, la pepena y se murió y se perdió la tradición. Ciprian Gamboa labró el mismo su ataúd y ese ataúd le sirvió a un poco de gente, el que se iba yendo primero que él se lo prestaba, hasta que se murió aquí en el pueblo.
Reseña histórica de San José de Purré. Fundado en enero de 1928 por Juan Gregorio Pino Chaverra (que murió en enero de 2001) quien era padre del difunto educador y ex alcalde del municipio del Atrato, Abraham Pino.

San José de Purré limita así: por el oriente con la cabecera del río Purré y el corregimiento de Motoldó; por el occidente, la cabecera del Río Cabí y los corregimientos de San Martín de Purré y Pacurita; por el norte con la cabecera del Río Cabí y los corregimientos de San Martín de Puré y de Guadalupe; por el sur con el corregimiento de Real de Tanando. Éste hace parte del municipio del Atrato. Este corregimiento cuenta con 400 habitantes en cabecera y con la zona rural y veredas suma un total de 1300 habitantes de etnias negras e indígenas.
Desde 1929 a 1930 se construyó la iglesia y el antiguo cementerio que quedaba en la hoy calle Corozal. Su nombre original fue Pueblo Bonito de San José, por ser su patrono San José de la Montaña, cuya fiesta se celebra el día 19 de marzo, la cual se caracterizaba por numerosos adornos, comparsas, rituales religiosos y derroche de alegría, los que hoy se vienen perdiendo. No cuenta con sacerdote.
La cabecera municipal cuenta con tres calles (Corozal, Central y de los Arrimaderos) y dos carreras; la primera, incompleta, se dirige a lo largo del río y la segunda es la principal que llega hasta la vía Quibdó-Istmina.
Reseña histórica de Martín de Purré. Fue fundado el 20 de octubre de 1920 por Alcibíades Pino, Concepción Pino, Gumersindo Moreno, Simón Moreno, Anastasio Becerra, Misael Moreno (q.e.p.d.) y José Moreno (q.e.p.d.). El pueblo tiene hoy 83 años (2004); su primer calle se ubica al borde del río, conocida hoy como Calle Primera, la cual llega hasta la quebrada “Aguas Claras”.

En el pueblo se celebran la Fiestas de San Antonio (13 de junio), la Virgen del Carmen (16 de julio) y San Martín de Porres (3 de noviembre). Este último era considerado el Patrón. Las personas que organizaban y celebraban la fiesta eran José Moreno, oriundo de Condoto; José Dolores Santos, Nicolás Moreno, Serafina Serna, Omar Becerra, Juan de Dios Pino y Leopoldo Moreno. Anteriormente se celebraban estas fiestas en Aguas Claras, en un lugar denominado “La Raya”, y debido a una confrontación que hubo en una celebración de las fiestas patronales de la Virgen del Carmen, decidieron no asistir a esas celebraciones en ese lugar, porque era una sola casa donde se celebraba, la cual era de propiedad del señor José Telésforo Moreno, padre de la señora Hilda María Moreno. Fue así como los moradores decidieron construir su capilla, que inicialmente fue construida en madera, palma y techo de paja. La capilla fue construirla reuniendo a la comunidad para elaborar el plan de trabajo que acordaron de la siguiente manera: los hombres cortaban madera y palma para la construcción, y las mujeres se dedicaban al mazamorreo para comprar los clavos y mantener a los hombres que trabajaban.
En 1928 se inició la construcción de la capilla con 9 familias organizadas. Por ese año, por gestión de los habitantes, empezó a visitar a la comunidad el Padre Ángel. En esa época el pueblo era conocido como “Cachipí”, debido a una quebrada cercana que tenía ese mismo nombre.
En el año 1930 nombraron Inspector de Policía a Martín García por petición de la comunidad ante el departamento. Al llegar éste a la comunidad se dedicó al trazado y organización de las calles, se reunió con la comunidad para hablar sobre la organización y a través de esto se logró la primera Junta de Acción Comunal. Siendo su primer Presidente José Onell Chalá.
Luego se acordó traer una maestra al pueblo, pagada por la comunidad y cuyo nombre era Ilsa Moreno Pino. La escuela funcionaba en la casa del señor Gumersindo Moreno.
La comunidad agradecida con Martín García por su gestión y la confianza que despertó, le encargaron la tarea de conseguir la imagen del Santo Patrón del Pueblo, y él respondió diciendo que como esta era una comunidad de gente de piel negra era muy bueno conseguir un santo negro. Así se le preguntó si conocía alguno, y él respondió que si habían santos negros como San Martín de Porres, y como el pueblo quedaba a orilla del río Purré la imagen la bautizaron con el nombre de San Martín del Río Purré. Desde aquí cambia de nombre en el año 1931.
En 1932 fue visitada la comunidad por primera vez por el doctor Diego Luis Córdoba Pino, quien estableció la primera mesa de votación en el pueblo, la cual arrojó una votación de 30 votos. Éste político le ayudó a la Junta de Acción Comunal a gestionar materiales de construcción y un maestro de obra para levantar la primera escuela con las condiciones adecuadas. La comunidad en agradecimiento le dio el nombre de “Escuela Mixta Rural Diego Luis Córdoba de San Martín de Purré”.
En la actualidad el pueblo cuenta con una iglesia, la cual está cerrada y abandonada; una escuela que está cerrada por falta de maestro, dotación e inmobiliario; un centro de salud, el cual cuenta con una promotora de salud. Sus tres calles están destapadas y el pueblo no cuenta con servicios básicos.
Reseña histórica de Guadalupe. De acuerdo con algunos de sus moradores fue fundado por el señor Carlos Becerra, padre de Simón y Epifanio Becerra, quien era dueño de los terrenos que posteriormente donó para el establecimiento de otras familias como las de Eladio Córdoba, Juan Moreno, Gumercindo Moreno y Epifanio Becerra, en el año de 1947.
Según testimonio de los actuales pobladores, Silverio Valencia de la población vecina de Tutunendo vendió a Feliciano Becerra estos terrenos, desde la quebrada Matías, hasta la cabecera con sus aguas (cabecera del Río Cabí), según aparece en la póliza. Guadalupe anteriormente pertenecía al corregimiento de Pacurita con quien hoy colinda, hasta el año de 1960.
Texto extractado del diagnóstico del Proyecto de Formulación del Plan de Manejo Ambiental Participativo de la Cuenca Hidrográfica del Río Cabí-Fundación Beteguma 2006.
[1] ECHAVARRÍA, Jaime. Pensamiento Mágico de las Comunidades Afrochocoanas. Universidad Tecnológica del Chocó. Quibdó, 2000.